Si por suerte te alcanza o te conmueve cuanto escribo,
si agradeces las odas que te llegan a diario,
te quiero repetir mi gran secreto:
de todas mis canciones y sonetos
soy tan sólo un juglar, un emisario,
un leve apuntador que toma nota
de Alguien que me dicta cuanto digo.
Te diré más: su estrofa rumorosa y hechicera
jamás brotó de mi caudal;
créeme, por favor, te lo ruego de nuevo, te lo pido:
no encumbres al juglar
que sólo juega a ser juglar.
Permíteme ser Nadie,
aliento de otro Aliento,
eco, humareda de otra Lumbre…
Pues vi en mi caminar por los senderos
que ser nada y nadie, a ti y a mí, al mundo entero
nos hará sin quererlo senda y cumbre.
Me conmueve el poema y me alienta en la práctica de la vida. Yo no tengo palabras pero ¡que importa! Ya están maravillosamente escritas. Agradecida.