Alfonso Arámburu, pertenece a la floreciente sangha de Vitoria, donde imparto una vez al mes zazenkai. Es un hombre especial, como casi todos los componentes de esa comunidad, que ha traspasado la muerte, así como un caminante-meditador que conoce los montes bajos y altos de Euskal-Herria. Podría decir que es un buen salvaje al estilo de Rousseau, aunque, a diferencia del filósofo francés, sabe Seguir leyendo Sencilla compañía