Mucho antes de que la provecta tiranía de los mercados asaltara la democracia residual que aún vivíamos, los patrones políticos e ideológicos del mundo habían hecho quiebra y muchos esquemas mentales estaban ya tronchados. Tiempos de crisis, de injusticia, de grandes sufrimientos que abren nuestras carnes. Hace décadas que, aunque poseíamos camellos, muchos habían perdido la estrella-guía del Camino. Muchos, también, nos rompimos por dentro al ver desvanecerse las atalayas más generosas que la humanidad pudo imaginar desde 1848, y fue así porque no pudimos comprender el más allá de toda ruina. Y, aún hoy, muchos viejos, y jóvenes prematuramente viejos, viven porque no mueren (“esto es lo que hay” dicen tartajeando de memoria el catecismo liberal que invade los cerebros a través de programas universitarios, de radios y de televisiones promovidas por empresas privadas devenidas en nuevos parlamentos que asfixian las conciencias). Y aunque a ese des-vivir le llamen “vida”, vegetan sin siquiera añorar el Seguir leyendo Tiempo de crisis, tiempo de esperanza
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Calla y escucha…
Calla, escucha, y, sobre todo, siente, de qué manera el silencio se instala en tu cuerpo, mientras te aprieta entre sus vacíos brazos te asfixia y destituye. Vete tomando nota -si de verdad te atreves a seguir la dolorosa pero liberadora indagación- cómo el continuo crepitar del Misterio ahoga tu enorme miedo. Y sigue, sigue prestando oídos al zumbido del Fondo de tu origen.
Continúa el camino -aunque sea por rutas escarpadas- y detecta cómo, “eso” que llamas dios se manifiesta en la distancia y espera en la lejanía. Y de ese modo nos desborda y sobrecoge.
Pero persevera, experimenta en tus latidos el oleaje de tu sentimiento de inmensa carencia, el molde donde se troquelan las demás escaseces, la matriz en que se engendra la fila de indigencias que por tu cansada mente desfila.Y mira cómo, impaciente, deseas a cualquier precio aplacar tu sed, huir del vacío llenándolo de objetos, de objetivos de proyectos; para luego, como siempre, decepcionado, brincar de Seguir leyendo Calla y escucha…
Carta abierta a Emilio Botín
Esta escalofriante afirmación revela el brutal desprecio que profesa ante los pobres este pobre ser humano: una suerte de pauperofobia propia de quien, atrapado en el torreón del dinero, se torna incapaz de ver el sufrimiento que genera el modelo de ser y de vivir en el que fue educado desde niño. Nunca la insolidaridad del capital fue tan provocativa.
Tienes miedo, Emilio Botín. Y demuestras tenerlo en la misma medida en que lo provocas; miedo al necesitado, angustia ante su rebelión, terror ante lo que huele a sindicalismo, inseguridad galopante ante todo lo que no seas tú. Pero tus acólitos, directivos y ejecutivos viven para hacer rentable el miedo; para eso les pagas y ellos mansamente te obedecen. Porque el miedo, Emilio, forma parte de tu patrimonio armamentístico, es rentable: nombra jueces, obispos, ministros y presidentes de gobierno, controla periódicos, gobierna parlamentos y cadenas televisivas. El miedo, lo sabes bien, cotiza en bolsa. Aunque tu pavor más grande -y creo tu conciencia lo ignora- es el terror que padeces ante ti mismo. Algo existe en ti que no soportas. Por ello ves el mundo desde la orgullosa atalaya que enmascara tu vieja cobardía y desfigura la realidad que temes ver. Te has fabricado una colosal trinchera que, qué paradoja, a ningún enemigo de hondura tiene enfrente: quienes te reprueban no te temen. Saben que tu poder es Seguir leyendo Carta abierta a Emilio Botín