El acontecimiento de que el mundo haya paladeado un personaje como Jesús es el reconocimiento de que ESO que llamamos Dios ha sembrado en la tierra el germen de un gran Amor. Aun a pesar de que en estos momentos duros para la humanidad, donde el mar Mediterráneo se ha convertido en un cementerio, los buitres desahucian a los pobres y las empresas se ha convertido en centros de esclavitud, el Amor y la solidaridad no son noticia para los periódicos del régimen del mercado, pero han prendido en el mundo.
ESO que llamamos Dios, aunque se revela en el Silencio, posee un contradictorio instinto de hablar por sus criaturas, un afán de comunicarse y decirse como ternura. La Navidad es eso mismo: el nacimiento de un ser, que aunque ha sido llamado Único Hijo de Dios, no es el unigénito sino el primogénito (de qué me sirve a mí –clamaba el Maestro Eckhart– si tengo un hermano rico pero yo soy pobre, o si tengo un hermano inteligente si yo soy necio?) el hermano mayor que abre caminos de Vida para que sepamos quiénes somos de verdad: hijos del amor de un Dios materno, como era Jesús. La Buena Nueva, insisto, de que el Amor ha prendido en el mundo.
Un amoroso Alguien, se obstinó en hacerse humano para que el ser humano se hiciera Ser de Dios. Nativitas, Navidad, Vida eterna en el tiempo de la vida. Desde entonces podemos hacer de la vida un hogar donde nacer continuamente, donde dejarse engendrar Hijo-Hija de ese Alguien que no cesa de crear, manifestarse, brotar y bobotar en el estallido de cada eterno instante.
Navidad –toda nuestra estancia en la Tierra puede ser Navidad- es una ocasión (que dura 365 días) para sabernos y saborearnos hijos e hijas del Infinito. Eso que llamamos Dios, Padre, Dharma, Atman, Brahaman, Lo Sin Nombre, Lo Sin Forma, la Gran Conciencia….se hizo niño en un pesebre, haciéndose a un lado, marginado, al margen, para que todo cupiera. Sí, nació al margen marginado, haciendo de lo más bajo lo más Hondo, un lugar que es no-lugar, donde siempre espera el amigo de los rendidos. Humilde Hondura vacía de riqueza entre pañales y pajas como contrapunto a un mundo que, ignorando el murmullo de la debilidad del llanto de un niño, considera normal la esclavitud y locura a la liberación.
Desde aquel día todo desposeído y marginado tiene ya la oportunidad de vivir la fragilidad como Sendero; desde aquel día, todo ser humano está, estamos junto a Él, siendo Él, con la fuerza de su espíritu y el desdén del desprendimiento como arma del ser libre. Tal es La Buena Nueva que nos habita por el solo hecho de haber nacido; de ahí que nuestra carne puede devenir Gesto del Espíritu al que debe transparentar. Tal es su misión revolucionaria, pues sólo quien se libera del aferramiento conoce la libertad. Hablo de la Buena Nueva de un Dios Madre que en palabras de Hugo Mujica se muestra en la carne para que la carne muestre a Dios, para que carne y Espíritu lleguen a ser uno, lleguen a reunirse en el amor .
A través del ejercicio meditativo puedes –podemos- constatar la verdad de los místicos renanos: que aunque Cristo naciera mil veces en Belén, pero no en ti, seguirías siendo un desgraciado.
Pero, del mismo modo, A través del ejercicio meditativo puedes -podemos- constatar que en la fugacidad de un momento de tu vida puedes inaugurar en tí la eternidad. Sigue firme en el ejercicio. Feliz Navidad.
RAFAEL REDONDO
Nota: Durante estas fechas no hay sesiones de meditación Zen semanales. La siguiente sesión es el 9/1/2017