Juan de la Cruz, sufrió como pocos, la llamada “NOCHE OSCURA”, pero la iluminó con su Llama de Amor Viva. Fue el sereno de esa noche, el centinela de la alborada. Escribió lo que a mi juicio es uno de los mejores poemas de amor jamás escritos:
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!
Juan, supo ver en el vacío de la ausencia el amoroso aliento de una presencia. Juan, que sabía abrirse a la escucha, supo oír en el corazón del silencio la música callada que recrea y enamora. Juan de la Cruz, en la más hosca soledad de la cárcel, percibió la tierna y cercana compañía que brota en la soledad sonora de quien sabe re-cogerse en un eterno sentir enamorado. Esquivó audazmente a la Inquisición, y lo dejó, escrito palpitando, para nosotros.
“Eso” que llamamos Dios no habla, más bien cede la Seguir leyendo Circular de Navidad: IMITAR A NADIE