Para que el Absoluto te posea
y se filtre en tu voz su honda palabra;
para que el Gran Misterio a ti se abra,
que ninguna pupila a ti te vea.
Traslúcida a cuanto te rodea,
trasparente al Silencio que en ti labra,
devén en su susurro, antipalabra,
claro decir del Ser, su humilde tea.
Cuando pienses que todo se ha perdido,
presta oído al dios que en tus suspiros
te alienta con su aliento y su reclamo:
el latido que late en tus latidos,
insólito temblor, Ser fugitivo,
que me abraza y respira si le llamo.