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SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL: Un conocimiento que nos transforma

IV FORO DE ESPIRITUALIDAD DE ALCOY 2014

Una visión personal

Me gustó que etimológicamente saber y sabor tengan el mismo origen. En el diccionario que consulté dicen que el sabor parte de la lengua y sube al cerebro y que el saber hace el camino contrario, parte del cerebro y baja a la lengua para decirse.

Y es gracioso, porque yo creo que en este Foro, precisamente, todo el tiempo se habló de otra forma de entender el saber, la sabiduría, otra forma que diríamos está aún poco reconocida, considerada o tenida en cuenta, pero emerge porque es necesario e inevitable que lo haga.

Estos foros de espiritualidad están al margen de los congresos de la sabiduría oficial, la que sale del cerebro para llegar a la lengua, y son diferentes. En ellos la gente se sonríe mucho, hasta se abraza. Se respira una especie de complicidad o hermanamiento yo diría que implícito, porque todos sabemos qué es lo que nos convoca. En estos foros hay sobre todo apertura. No es necesario que los ponentes estén de acuerdo, ni hay discusiones ni disputas, en todo caso todo es complementario, yo diría que hasta se potencian unos puntos de vista con los otros, se enriquecen. Esto es la primera expresión de sabiduría, creo yo.  Así que podríamos decir que el foro en sí, ya es una fuente de conocimiento, de esta forma nueva o por el contrario, la más antigua, pero olvidada, de entender el conocimiento.

Dice también el diccionario que la sabiduría es una habilidad que permite aplicar el conocimiento en la experiencia propia, y en este sentido, si creo que podríamos estar de acuerdo, y esto se recordó mucho en el Foro. La importancia de encarnarse en la experiencia, y no quedarse perdido en Seguir leyendo SABIDURÍA E INTELIGENCIA ESPIRITUAL: Un conocimiento que nos transforma

El Zen de la Vida

Crónica de un encuentro

Sesshin febrero Ipar Haizea. Berriz

Surgió en este sesshin una pregunta: ¿que zen es el que se vive en IparHaizea? Y me gustaría, con esta crónica del encuentro, del retiro que viví, dar mi respuesta a esa pregunta.

Percibí, en primer lugar, un profundo respeto por la práctica, por lo que nos convocaba en este encuentro, simbolizado por un pequeño y sencillo altar, en el centro, donde estaban representados los elementos. Fuego, aire, agua y tierra y el espacio, el vibrante espacio vacío del zendo.

Percibí también una atención plena al reparto de tareas entre las personas que sostenían la organización, a hacerlo todo entre todos, con un cuidado muy amoroso hacia el grupo.

Pero sobre todo viví sinceridad, verdad, todo era corazón. Las formas estaban al servicio de esa autenticidad, de ese latido, y eso es lo que mantiene viva la práctica.

Hablábamos de renombrar el zen, porque ese nombre es japonés, y pensaba en una palabra, que para mi tiene el significado más Seguir leyendo El Zen de la Vida