Salgo de mi silencio ante una carta de mi amigo Eloy:
Si hay un hombre que acaso como nadie
sabe de la alegría
-y digo que la sabe,
que la valora, porque muchos años
hubo en su pecho una profunda herida-,
es quien hoy lo confiesa emocionado
en estas pocas líneas.
Combinar el sol directo del mediodía, con la lluvia oblicua que empapa nuestros huesos…
En la aventura de existir surgen situaciones y sentimientos paradójicos, como el poder vivir un gran sufrimiento interior a la vez que una inmensa dicha; un dolor extremo acompañado de una alegría también extrema.
El ser humano debe construir un puente entre Seguir leyendo Carta de Eloy