Tu Buena Nueva

Mujer, nadie te condenó; yo tampoco. Vete y no peques más.
No se lo dijiste bajo la condición de que no pecara de nuevo, para volver a ser castigada. Tu amor es incondicional. Mostraste ante esa mujer el verdadero rostro de la bondad de Dios. Tu hijo José Antonio Pagola lo resume así:
Cuando no tengas a nadie que te comprenda, y cuando todos te condenen, cuando te sientas perdido y no sepas a quién acudir, has de saber que Dios es tu amigo, Él está de tu parte. Dios entiende tu debilidad y tu tropiezo… lo que la mujer adúltera necesitaba no eran piedras, sino una mano amiga que le ayudara a levantarse. Quizá descubramos entonces que lo que muchas personas necesitan no es la condena de la Ley, sino que alguien les ayude y les ofrezca una posibilidad de rehabilitación. Y Tú, Jesús lo entendiste muy bien.
Todo ello significa, añade mi amigo José Antonio Pagola, que en toda situación de la vida como en todo fracaso, en toda angustia siempre hay salida. Todo puede convertirse en gracia. Nadie puede impedirnos vivir apoyados en el amor y la fidelidad de Dios.
Una enseñanza equivocada nos ha mostrado que Tú te enfadas con los proscritos, Tú, precisamente Tú, que te dejabas acariciar los pies por las prostitutas, andabas entre publicanos y pecadores. Y, para remate, acabaste crucificado entre dos bandidos.
Pocos te han entendido, Jesús. Lo tuyo, tu Buena Nueva, no es una enseñanza moral, sino una manifestación continua de lo que es la incondicionalidad del verdadero amor.
Nadie, nadie jamás, sea de la condición que sea- lo sé muy bien-, podrá separarnos del amor de tu Padre y de su perdón.
Rafa Redondo

 

Música. Loreena Mckennit – Bonny Portmore

 

 

Somos manantial

Somos totalidad, pero sufrimos porque elegimos vivir como fragmento. Somos de la raza de Dios, pero elegimos vivir ignorándolo. Somos como pez que en la mitad del río dice morir de sed. Somos manantial, pero, agotados, caminamos buscando un vaso de agua. Desesperados, nos creímos, como Sartre, ser “una pasión inútil”, pero somos una nada a la que Dios ama con pasión loca.

 

Rafa Redondo

 

Aprendí de Tomás de Aquino a escribir y trabajar rezando, y es mi deseo que este nuevo trabajo que ahora comienzo bajo el título de La presencia del Jesús interior siga la misma pauta de Tomás. Con él rezo y suplico:
Oh Dios misericordioso, concédeme desear con ansia, buscar con cuidado, reconocer con verdad y cumplir siempre perfectamente las cosas que te agradan. Ordena todo mi estado sólo para la gloria y el honor de tu Nombre; y concédeme saber lo que me pides que haga, y dame hacerlo como conviene y es provechoso para mi salvación.
Haz que no fracase ni me desvíe ni en la prosperidad ni en la adversidad; que no me enaltezca por una ni me abata por otra. Que no me alegre sino de lo que me lleva a Ti, ni me aflija sino de lo que me aleja de Ti; que no busque agradar, ni tema desagradar, sino sólo a Ti. Que todas las cosas transitorias se querido por Ti, y Tú, oh mi Dios, querido por encima de todas ellas. Que todo gozo que sea sin Ti me resulte molesto, y que no desee nada que no sea sin Ti. Que todo trabajo y fatiga que sea por Ti me deleite, y todo descanso que no sea en Ti me canse.
Rafa Redodno

 

 

 

 

 

Múisca: Adiemus – Karl Jenkins

 

Escuchar ese Silencio

El esplendor de la divinidad no brilla en ningún otro lugar del modo en que lo hace en la noche de la Cruz, en el momento en que el silencio de Dios, su ausencia se hace más notoria. Este silencio no es sólo la cumbre de la Revelación, sino también el lugar- insisto: «lugar»- donde toda revelación se hace oír con preferencia.
La originalidad del mensaje de Jesús radica en ese testimonio suyo, ante la condición humana perdida y desarraigada. Hace de ella el lugar privilegiado de Dios con el ser humano. ¡ Dichosos vosotros los pobres, porque vuestro es El Reino de los cielos!
Es la experiencia humana en su indigencia radical. Los pobres son todos los seres humanos que de una manera u otra experimentan la muerte de Dios en su existencia. Es toda esa masa de hombres y mujeres de los que Jesús decía que andaban errantes como ovejas sin Pastor… los pobres, los enfermos…
Escuchar ese silencio – que es todo un desbordamiento de Presencia ante los hombres y mujeres desesperanzados-en el que germina y crece, como la Aurora al término de la noche la pregunta, la única pregunta verdadera: ¿Quién y cómo es Dios para amarnos de este modo?
Rafa Redondo

 

Música: Enya – Caribbean Blue

 

 

 

 

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