Puedo pensar en la atrocidad de quienes sin gobierno nos gobiernan, sin compasión y arrogancia ignoran a los desasistidos, echan de su techo a los desheredados, siembran de pánico a los desahuciados, ignoran a los niños, a los débiles y enfermos.
Puedo poner mi pluma y mi tiempo en su favor… y pudiera escribir los versos más tristes esta noche, pues me toca de muy cerca ese cruel cerco. Pero no les obedezco, no les odio.
En la más profunda vena de esa refriega cotidiana, se que puedo y debo luchar con más descaro que nunca; y amar más que nunca a mis semejantes. Luchar sin odiar en el corazón del volcán, en el corazón de la vida. Y decirme y gritarte: la vida es hermosa. Que no te paralice el miedo que te inoculan. No les odies, la vida sigue siendo bella. Sí.
Un pensamiento en “Luchar… sin odio”