Hilos de oro se deshacen al amanecer
nos cubren con su manto dorado
se estrechan hasta el infinito durante el día
para juntarse en el atardecer.
Cada uno de los hilos nos une
a quienes nos sentamos
unidxs por la experiencia del silencio.
y hay un hilo que nos teje
es un hilo invisible
imperecedero
que siempre ha estado ahí
cubierto de musgo
y que de vez en cuando se puede ver
a veces bajo la luna
a veces en la oscuridad de las noches más frías
otras en el reflejo del sol en el mar
y siempre en el vacío
GRACIAS a todas las personas que forman parte de Ipar Haizea.
Ane Fernández