El que cree vivir en el tiempo busca felicidad, y como la encuentra en él, en él la pierde. Preguntadle por la felicidad al sol de mediodía, preguntadle a la corriente de las aguas si le resulta necesaria a su frescura. Hemos visto volar al ave, trepar a las ardillas. ¿Qué tiene que ver la felicidad de fulanito en todo esto, en esta grandeza instantánea de la vida? ¿Qué cantidad de placeres, de bienes, de años y dignidades, nos dejaría del todo satisfechos? ¿Mejor y peor? ¿Para quién, durante cuánto tiempo, en base a qué parecer? Bien claro está lo que es un hombre, ¿qué puede la felicidad hacer por él? La hierba está creciendo, pasan unas nubes, y no hay destino para ellas. ¿Es que no pasamos nosotros, por ventura, como esas nubes? ¿Cómo podríamos entonces ser felices o infelices? ¿Qué hay de la dicha de la comprensión? Ver que el saco está roto, sólo eso nos cumple.
Cuanto más desees agradarte, más interminable será tu descontento. Si caminas por los callejones del sí o del no, te orinarás encima pareciéndote que te mean los perros y los gatos. Donde ya sólo cabe la evidencia, no hacen falta los ojos. El que sin ojos ve, nunca se fatiga. Para ver claro sin los ojos es necesario mantenerlos bien abiertos. Vasto es el territorio de nuestra ausencia, la entera libertad del corazón rendido.