El esplendor de la divinidad no brilla en ningún otro lugar del modo en que lo hace en la noche de la Cruz, en el momento en que el silencio de Dios, su ausencia se hace más notoria. Este silencio no es sólo la cumbre de la Revelación, sino también el lugar- insisto: «lugar»- donde toda revelación se hace oír con preferencia.
La originalidad del mensaje de Jesús radica en ese testimonio suyo, ante la condición humana perdida y desarraigada. Hace de ella el lugar privilegiado de Dios con el ser humano. ¡ Dichosos vosotros los pobres, porque vuestro es El Reino de los cielos!
Es la experiencia humana en su indigencia radical. Los pobres son todos los seres humanos que de una manera u otra experimentan la muerte de Dios en su existencia. Es toda esa masa de hombres y mujeres de los que Jesús decía que andaban errantes como ovejas sin Pastor… los pobres, los enfermos…
Escuchar ese silencio – que es todo un desbordamiento de Presencia ante los hombres y mujeres desesperanzados-en el que germina y crece, como la Aurora al término de la noche la pregunta, la única pregunta verdadera: ¿Quién y cómo es Dios para amarnos de este modo?
Rafa Redondo
Música: Enya – Caribbean Blue