Zen, ¿qué es eso? Kakua, el primer japonés que se trasladó a estudiar Zen en China, a su regreso, fue invitado por el emperador de Japón para que expusiera en una conferencia, todos los conocimientos que había adquirido en aquel país. Kakua sacó una flauta de su túnica, sopló una corta nota, se inclinó cortésmente y abandonó la audiencia. El emperador se quedó desorientado. Es imposible explicar con palabras lo que es el Zen.
No existe ninguna doctrina, ni siquiera budista, sobre Zen. El maestro Yuansou afirmaba correctamente: «No hay enseñanza que incubar o sobre la que puedas instalarte. Si no crees en ti mismo, toma tu atillo y recorre las casas de otras gentes en busca del Zen y el Tao. Vas buscando misterios, maravillas, budas y maestros Zen. Crees que esto es la búsqueda de la Verdad Suprema y haces de ello tu religión, pero es como correr hacia el Este con el fin de encontrar aquello que se asienta en el Oeste”.
Por tanto, nadie puede ser instruido como maestro Zen. Por esto no hay Zen cristiano, ni Zen budista. De esta forma, tampoco hay maestros de Zen budistas, sino únicamente maestros Zen que son budistas y del mismo modo, también maestros Zen que son cristianos o incluso que no pertenecen a ninguna confesión. La diferencia fundamental entre las religiones no fluye verticalmente entre simples denominaciones, sino más bien horizontalmente entre los niveles exotéricos y esotéricos de estas religiones.
Existe una “Sophia perennis”, una eterna sabiduría, que algún día será reconocida como el verdadero objetivo de toda religión. El ser humano en el futuro será un ser “despierto”. Esto solamente ocurrirá cuando el Zen y todos los caminos espirituales se liberen a sí mismos de las ataduras de las confesiones. En esta liberación es donde el Zen desempeña un papel importante, pues está claro que ni Shakyamuni ni tampoco Jesús tuvieron intención de fundar religión alguna. Es cierto que el Zen se halla estrechamente unido al Budismo, pero realmente lo trasciende, y también a cualquier otra religión. El Zen y todos los caminos esotéricos, como pueden ser Yoga, Vipassana o Contemplación, trascienden los credos religiosos.
( Extracto del prólogo de Willigis Jager para mi libro «Aromas del Zen»)
Música: Hans Zimmer – Time