Al entrañable amigo el maestro zen Rafael Redondo le gusta repetir: Entrégate al instante que te insta a estar presente, y canta, canta… Yo no he conocido a un hombre más enamorado que él, y ni siquiera sabe qué es eso que ama tanto.
-Hay instantes que vienen amargos y uno no está para canciones. Es difícil amar en esos momentos.
-¿No lo has escuchado?
-¿El qué?
-¿Es que acaso no canta el pájaro negro de la amargura más claro que el blanco de tu gusto? Es imposible esa dicha de amar, y no saber por qué ni a quién, si no se ha escuchado el canto rey del pájaro del instante enteramente amargo.