Quién durante mil años preguntara a la vida: «¿por qué vives?», si pudiera responder no diría otra cosa que: «vivo porque vivo».
Maestro Eckhart
Punto de partida
En el inicio de nuestro crecimiento, generalmente partimos de la búsqueda de satisfacción de nuestras necesidades, y de un malestar interior que puede adoptar muchas formas, o bien, a veces, es una enfermedad, una ruptura, o cualquier otra situación de dificultad por la que atravesemos, la que nos saca de la comodidad, de las creencias y estructuras mentales a las que nos hemos acostumbrado, para ponernos en el camino, pero ¿hacia dónde? No lo sabemos, sólo que tenemos que dar pasos, que andar.
Partimos de una visión centrada en nosotros mismos: «nuestras» necesidades»; «nuestro» malestar, eso nos mueve. Queremos satisfacer lo primero y acabar con lo segundo, es nuestra pulsión, el motivo de «nuestra» búsqueda. «Nuestra» porque creemos ser los que hemos iniciado el camino: «yo me puse en camino cuando…», decimos a veces y es la sensación que tenemos, que estamos haciendo nuestro propio camino al transitarlo. Pero con el tiempo de ir andando, al menos para mi, la visión va cambiando, cuando uno constata que en el camino la constante es el no-saber, el comenzar de nuevo, si es que supiéramos que hay un principio o un final en el mismo. La constante es la desnudez en la que la vida nos deja a cada rato.
Y te vas dando cuenta, de que quizás, no comenzaste «tú», que no guías «tú», sino que algo se comienza en ti, que algo camina en ti, de manera inexplicable, a veces de manera inaceptable.
Eso no es fácil de asimilar, ni de aceptar, primero porque rompe la creencia de que estamos solos, separados, y que tomamos nuestras propias decisiones. Esto que en principio nos hace sentir poderosos, dueños de nosotros mismos, acaba siendo una trampa mortal de la que no sabemos cómo salir. Intentamos guiarnos, pero muchas veces estamos en la más absoluta oscuridad. Nos sentimos responsables y lo que es peor, culpables de todo, hasta que la culpa acaba siendo el modulador de nuestras reacciones inconscientes.
En segundo lugar, porque nos cuesta confiar. No tuvimos lo que creíamos necesitar en la vida, y desconfiamos de ella. Nuestra reacción inconsciente es defensiva, intentamos protegernos a nosotros mismos y tenemos miedo de lo que pueda ser de nosotros. Por eso nos cerramos. Nos cerramos en todos los sentidos; nos aislamos de los demás porque no nos dan lo que queremos, porque nos hieren con ello; nos cerramos al no colaborar con los demás, al hacer las cosas, siempre que podemos, a nuestra manera y con ello evitamos el conflicto; nos cerramos en nuestras estructuras mentales, en nuestras ideas sobre las cosas y sobre nosotros mismos, nos cerramos hasta en no querer escuchar, «ver» al otro, y la vida se convierte en un teatro de sombras, de nuestras propias sombras.
Y la vida nos abre, una y otra vez, casi siempre con toda nuestra resistencia a la apertura, por eso el camino nos parece tan doloroso. Como el niño pequeño, nos agarramos fuerte a todo lo que creemos que nos va a dar seguridad y satisfacción, y no soltamos, no abrimos la mano, porque para ello necesitamos sentirnos protegidos, sentirnos amados.
El camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en los brazos de su padre.
Teresa de Lisieux
Esa imagen del niño abandonado al sueño, en plena confianza en los brazos maternos, ha sido una constante en mi vida. Siempre que la he visto en pinturas o esculturas, en la vida real, algo se ha conmovido dentro de mi diciendo: «esto es lo que busco», aunque otra parte de mi, la activa, la que se siente responsable del camino, lo niegue y le parezca infantil e inmaduro, pero la vida no deja de mostrarme la verdad profunda que revela esa imagen exterior.
Dejarse hacer, dejarse mecer, dejarse vivir…¡si fuera tan fácil!, nos decimos, y rápidamente pasamos a la acción, a la lucha, a la resistencia. Pero la vida, una y otra vez nos revela nuestra impotencia, nuestra pequeñez, la fragilidad de las elaboradas construcciones de pensamiento que realizamos ante una situación de dificultad, e incluso la irrealidad de lo que creemos ser. «No somos nada», ese dicho que nunca sabemos muy bien que quiere decir, pero sí que es quizás una rendición, casi siempre ante la muerte o una crisis radical, a algo incomprensible para nosotros.
Y en esa «nada» a la que la vida te lleva, desnudo, roto, impotente y ciego; esa «nada» en la que reconoces tu verdad, tu totalidad, también con lo que no quisiste mostrar porque creíste que no iba a ser admitido por los demás; en esa «nada» te entregas a la vida y la dejas hacer, la reconoces como la que siempre fue, hacedora de todo lo que te sucede y de lo que has llegado a ser. Te reconoces en Ella y ahí, en el fondo de las tinieblas, la «Nada» se convierte en el «Todo». Pero no llegamos ahí, normalmente, por propia voluntad, ahí, sí que vemos con claridad, como es la vida la que nos ha conducido, porque nunca iríamos por voluntad propia hacia algo que nos aterra de esa manera. Ahí vemos la mano de algo más allá de nosotros y que a la vez es lo que somos. Ahí la apertura es la única opción posible. Podemos entender así el verdadero significado de la muerte, el tesoro que contiene.
Aceptar la realidad de las propias debilidades y ofrecerse a Dios tal como uno es, para que Él intervenga en nosotros.
Teresa de Lisieux
El hombre es el espacio de encuentro entre dos fuerzas opuestas y sin embargo concertadas, de las cuales una opone resistencia a la otra para que esa otra, en ese espacio de hombre, desarrolle y dé la totalidad de su medida; y que en el límite, ella se vuelva totalmente él y el hombre se vuelva totalmente ella.
Annick de Souzenelle
Estas dos mujeres, tan distintas, dicen lo mismo, hablan de apertura, de unión, y al fin y al cabo, de lo único que puede hacer que abramos nuestra mano para tomar la de la vida: del amor.
Vivir en la luz
La búsqueda
Nadie está tan equivocado como el hombre que conoce todas las respuestas.
Chuang Tzu
Nunca se encuentra la felicidad hasta que no se deja de buscarla.
Chuang Tzu
Muchas veces entré en la oscuridad y salí luego, para volver a entrar, en un proceso repetitivo y cíclico que fue generando en mi una inseguridad, una creencia de que nunca podría vivir definitivamente en la luz, que no podría instalarme en ella. Eso me hizo dudar de que, por mi misma, pudiera conseguir culminar la búsqueda, que pudiera llegar al final del camino, quizás en el tiempo que yo consideraba razonable para ello. ¡Ya está bien de sufrimiento! ¡tanto tiempo en la búsqueda, sin resultados! Parecía decir una voz por dentro ¡nunca vas a saber salir sola de este laberinto! Esas voces…siempre vienen de alguna creencia inscrita en nuestras células, de alguna desvalorización que nos hicieron, de alguna herida profunda que no pudimos sanar. Y busqué esa luz fuera de mi, transferí la confianza en la vida, que ya flaqueaba, a personas que podrían darme la verdad que buscaba, el amor que necesitaba y que evidentemente creía que no podía estar dentro, porque mi creencia era que la búsqueda había sido infructuosa, según mis propias expectativas. Y encontré lo que buscaba, es el camino fácil, el atajo, y olvidé esa pobre luz que me guiaba, esa luz pequeña, pero que había sido permanente dentro de mi y me dejé deslumbrar por el brillo de las luces ajenas. Tampoco me planteé nunca, que a lo mejor el camino no tenía un final, que quizás lo que ya estaba haciendo, caminar, era, en sí mismo, el sentido pleno de la vida.
La verdad esta aquí, donde nunca miramos.
Khrishnamurti
La verdad está donde nunca miramos, dice Khrishnamurti, «aquí» en nosotros, y no allí, fuera de nosotros, donde creemos con seguridad que vamos a encontrarla. Con razón tanta insistencia en el desapego, en el desasimiento; es la única forma de ver lo que está cerca, lo que eres. Y ¡cuánto cuesta soltar! Pero la vida nos cierra todas las salidas, hasta que sucede.
Siempre el ideal, puesto en los demás, o cambiarnos a nosotros mismos, en ser de otra manera a como somos, siempre ese anhelar lo que no tenemos, lo que nos traerá la felicidad, ese estado de bienestar en el que el dolor no exista.
«Para ser mejores personas, mejor ser personas, y no mejores», dice un poeta, Rafael Calero, y lleva mucha razón, porque querer ser mejores, querer agradar, es el principio de la esclavitud.
Cuanto más busca uno el bien fuera de sí mismo, como algo a adquirir, más se enfrenta uno con la necesidad de discutir, estudiar, analizar, comprender la naturaleza de -lo bueno-, tanto menos real se vuelve. Al volverse menos real, se aleja aún más en las distancias de la abstracción, el futuro, lo inalcanzable. El mero estudio de los medios se convierte en algo tan arduo que uno debe concentrar todo su esfuerzo en él y así, el fin queda olvidado, y tanto más cuando el bien predicado le distrae a uno del verdadero bien que uno ya posee y que ahora uno desprecia o ignora.
Thomas Merton
De nuevo esa verdad, aquí, donde nunca miramos; la búsqueda que aleja del «objeto» buscado, por eso mismo, porque se convirtió en un objeto, y lo que somos no es objetivable. Nos estamos buscando a nosotros mismos, y ¡estamos tan cerca!, por eso la búsqueda no puede acercarnos, más que cuando, de tanto buscar, nos damos cuenta de que siempre tuvimos lo que anhelábamos en nosotros mismos.
Quién busca a Dios según un modo, toma el modo y olvida a Dios.
Maestro Eckhart
La motivación de mi búsqueda, la premisa de partida, era errónea, no se trata de vivir siempre en la luz, en el bienestar, se trata de ver que la luz está en todas partes y en todas las situaciones, incluidos nuestros estados de ánimo negativos, luz en todo lo que la vida nos propone. No se trata de acelerar el paso, ni de anhelar que alguien se ocupe de llevarnos a cuestas, porque ya no podemos más de cansancio en el camino, sino más bien de dejar de encaminarse a parte alguna, hacia un objetivo que nuestras pulsiones interiores nos marcan, se trata quizás más bien, de andar por el gusto de andar. Andar en libertad, sin que nuestro paso tenga que parecerle bien a nadie, sin pedir permiso para existir, sin pagar ningún precio por ser querido, sólo andar, porque lo que no puede negarse es que nos pusieron en camino.
El camino del Tao es comenzar con el simple bien del que uno está dotado por el mero hecho de su existencia. En lugar de un cultivo consciente de este bien (que se desvanece cuando lo miramos y se hace intangible cuando intentamos agarrarlo), crecemos quedamente en la humildad de una vida simple y ordinaria. Es más cuestión de creer el bien que de verlo como fruto del propio esfuerzo.
Thomas Merton
Mi mayor felicidad consiste precisamente en no hacer nada calculado para obtener la felicidad…el gozo perfecto es carecer de él…Si preguntáis que hacer o que no hacer sobre la tierra para producir felicidad, contesto que estas cuestiones no tienen respuesta más que en cada caso, cuando llega el momento de actuar.
Chuang Tzu
De entre el millón de cosas que barajé para avanzar en el camino, nunca, hasta que la vida me lo puso en las narices, tuve en cuenta que lo más importante fuera dejar de esperar que algo sucediera.
La felicidad puede ser hallada, pero sólo por medio de la no-búsqueda y la no-acción, no como resultado de un programa o de un sistema…La felicidad y la libertad se encuentran en todas partes y hasta que uno consigue aprender a actuar con tal libertad de preocupaciones, que toda acción es “gozo perfecto porque no hay gozo”, uno no puede ser verdaderamente feliz en nada.
Thomas Merton
Las fuerzas contrarias
Vivir en la paradoja
Cierra tus ojos y verás claramente. Cesa de escuchar y oirás la verdad.
Lao Tze
Todo son paradojas, y darme cuenta de esto me empuja, quizás, a la apertura más radical. Imposible controlar una vida que te voltea a cada instante. Nada es blanco o negro, la vida no se deja etiquetar. Si bien la motivación de la búsqueda de satisfacción y bienestar podía aparecer errónea, sin embargo, ese anhelo me hizo caminar para luego, ya en el camino, aprender que no es necesario llegar a ser nada, que ya soy todo lo que busco. Cometer los propios errores es acertar.
¿Para encontrar la meta hay que dejar de buscar? ¿Qué contrasentido es este? ¿Cómo voy a encontrar lo que busco, si dejo de buscar?
Dejar de creer en la sabiduría es una forma de acercarse a ella.
A. Compte-Sponville
No hay respuesta, no hay búsqueda, no hay sabiduría…¿qué queda entonces? El silencio y la fe en que, en la ausencia de respuesta, de «saber», en el alejarse de perseguir algo fuera de uno mismo, está lo que siempre tuvimos: la paz y la plenitud.
Cuando ya no perseguimos imágenes, cuando ya no busca uno nada para sí, porque ha desesperado de buscar, todo se nos da por añadidura, todo se nos regala.
Quién quiera permanecer sin mediación en la desnudez de esa naturaleza tiene que haber salido de todo lo personal, de manera que se alegre del bien, tanto del hombre que está más allá del mar, a quien nunca ha visto con los ojos, como del hombre que está con él y es su fiel amigo. Mientras te alegres más del bien de tu persona que del bien del hombre a quien no has visto nunca, verdaderamente algo no anda bien en ti y todavía no has mirado, un sólo instante, en aquel fondo simple.
Maestro Eckhart
La humildad esencial, “ontológica” o “cósmica” es la del hombre que es totalmente consciente de su propia insignificancia y se olvida por completo de sí mismo. Uno puede llamar cósmica a esta humildad, no sólo porque esté enraizada en la verdadera naturaleza de las cosas, sino también porqué está repleta de vida y conciencia,respondiendo con vitalidad sin límites y con alegría a todos los seres vivos.
Thomas Merton
Pero si no tenemos objetivos, ¿qué somos, qué hacemos? Sólo nos queda confiar, entregar la voluntad, hacerse disponibles y entonces, todo ocupa su lugar, todo se ordena. Según lo que vivo, la única manera de vivir aquí y ahora, es confiar en que en este momento presente ya está todo lo que tiene que estar, es la vida plena, no hay ahí ninguna cosa que quepa además que lo que ya está, ni un hoy ni un mañana, ni una queja, ni un «si fuera de otra manera», sólo la confianza de la perfección de todo lo que es, de la plenitud que acompaña a nuestro paso detenido, sin expectativas.
¿Qué te perjudica que permitas a Dios ser Dios en ti?
Maestro Eckhart
¿Qué nos perjudica dejarnos vivir, confiar en lo que está presente ahora en nuestras vidas?
El verdadero carácter de wu wei no es la mera inactividad, sino la actividad perfecta, porque es un acto sin actividad, una acción que se lleva a cabo en perfecta armonía con la totalidad, carente de esfuerzo y espontánea, en perfecto acuerdo con nuestra naturaleza y nuestro puesto en el esquema de las cosas, no está condicionada o limitada por nuestras propias necesidades y deseos individuales, ni siquiera por nuestras propias ideas.
Thomas Merton
La verdadera libertad
La idea de que uno puede cultivar seriamente su libertad personal simplemente por el procedimiento de prescindir de sus inhibiciones y obligaciones, para vivir en una espontaneidad centrada en sí misma, tiene como resultado la descomposición total del verdadero yo y de su capacidad de ser libre.
Thomas Merton
A veces confundimos la libertad con dejarnos caer por la cuesta abajo de lo que «naturalmente» brota de nosotros, sin darnos cuenta que esa naturalidad proviene de nuestras pulsiones y que eso nos esclaviza tanto como si cabalgáramos en un caballo desbocado ¿es más libre el jinete porque el caballo actúe según su voluntad? Descubrir cual es nuestra auténtica voluntad, descubrir que es ser libre, no es fácil, y probablemente requiera recorrer algunos abismos.
Sal totalmente de ti, por la voluntad de Dios, y Dios saldrá totalmente de sí, por voluntad tuya. Cuando ambos salen de sí mismos, lo que queda es uno simple.
Maestro Eckhart
Si esa voluntad por un solo instante regresa a sí misma y de todas las cosas creadas a su origen primero, la voluntad permanece, en su modo justo y libre; y en ese momento todo el tiempo perdido es de nuevo reintegrado.
Maestro Eckhart
Es necesario a veces templar, parar y ver con claridad lo que sucede en nuestras vidas, que nos mueve, que es mejor para nosotros, porque tenemos algo muy valioso que preservar: la vida, y merecemos vivirla plenamente. Tenemos que discernir qué nos hace realmente felices.
La visión de la totalidad y el castillo interior
Una doble mirada
¿Por qué salís de vosotros mismos? ¿Por qué no permanecéis en vosotros y os recibís en vuestro propio bien? Si lleváis toda la verdad esencial en vosotros.
Maestro Eckhart
Yo estoy aquí, y allí está el medio que me rodea. Edificamos nuestra vida sobre esta dicotomía. Raros son los que afirman que son un elemento de un todo.
Paul Weber
Vacilamos ante la diversidad de la naturaleza, ante lo que desconocemos de ella y su funcionamiento, vacilamos ante la inseguridad del desconocimiento de lo que somos, porque a lo que queremos agarrarnos, se nos desmorona constantemente, apuntando hacia lo que es permanente.
Nosotros tenemos necesidad de una profunda introspección para percibir el mundo en toda su dimensión. El conocimiento completo de nosotros mismos nos permitirá mejorar nuestras relaciones con el medio ambiente.
Paul Weber
Los sabios sostienen que cada uno es capaz de devolver a la consciencia el inconsciente y hasta a veces, vivir el griego ideal, la unión perfecta entre el cuerpo, el espíritu y el alma.
Paul Weber
Weber plantea que si visualizamos todo lo que es como un móvil, este viaje que es la vida, permitiría ver el techo, la red de hilos y los objetos que están suspendidos, formando así un todo armonioso.
Un conocimiento imperfecto de sí, o una comunicación imperfecta con la conciencia pura, produce tensión en los hilos del móvil. Esta ignorancia deforma nuestro comportamiento y vuelve errónea nuestra actitud, lo que acaba creando problemas para el individuo o la comunidad en su conjunto…El perfeccionamiento de la salud de los seres humanos y de la naturaleza consiste en buscar un estado de equilibrio entre todas las partes del conjunto.
Paul Weber
Permanecer en nosotros; conocer lo que somos y valorarlo, hará que respetemos y cuidemos de todo y de todos, como de nosotros mismos, porque de ello se trata.
La salida del encierro
El paraíso es aún nuestro, pero no lo sabemos, dado que el efecto de la vida en sociedad es complicar y confundir nuestra existencia, haciéndonos olvidar quienes somos realmente, haciendo que nos obsesionemos con lo que no somos. Es esta conciencia de nosotros mismos que intentamos perfeccionar por todos los medios y prácticas, lo que es realmente un olvido de nuestras verdaderas raíces en el “desconocido Tao.
Thomas Merton
Hablaba de un encierro como punto de partida, de un cerramiento sobre nosotros mismos causado por el miedo. Y hay salidas, hay muchas formas de salir de él, muchas grietas que se abren en nosotros. Tenemos la impresión de que crecemos si caminamos por un sendero empinado, y es cierto que la verdadera libertad no es dejarse caer cuesta abajo siguiendo nuestras pulsiones; crecer cuesta, duele, dejar de aferrarse da mucho miedo, y causa dolor, pero tampoco hay que perder de vista que el «bien» ya está en nosotros y que no hay nada que alcanzar.
Probablemente todas las dificultades están en la forma en la que vemos «la realidad», en las puertas de nuestra percepción. En la medida en que disminuyan nuestros pre-juicios, veremos las cosas y a las personas tal y como son: el respeto al otro y a nosotros mismos, como principio inapelable. Nos haremos un favor, y sobre todo, aprenderemos más.
El adversario jamás es el enemigo; es aquel que se opone a un hombre para que este, frente a esa resistencia, haga brotar una nueva dimensión de sí mismo.
Annick de Souzenelle
Aunque a lo largo del camino puede que me gustes, sienta indiferencia por ti, o me disgustes, no voy a dejar de amarte, de honrar tu singularidad y de permitirte ser tú. Esta es la llave de la paz y armonía en nuestras vidas y en nuestra Tierra porque es la piedra central del Amor Incondicional. In La K’Ech (yo soy otro tú).
Texto de los indios Hopi
Y siempre que las paradojas de la vida nos ahoguen, podemos sumergirnos aún más en ellas y hacer dos cosas: vernos como una poderosa águila y volar un poco por encima de lo que nos perturba, porque seguro que obtendremos una visión más certera de lo real, y también distinguir con claridad que nuestras raíces están en la tierra, y que formamos parte de ella, una parte más.
Disfrutaremos así del caminar, de sentir el suelo bajo nuestros pies y el aire en nuestro rostro, ambos nos impulsan. La vida es crecimiento, y no tenemos que ocuparnos de ello, la semilla que nos habita sabe cual es su «plan de viaje». Podemos aprender a disfrutar de cada paso, y abandonarnos a él con confianza plena en la vida y en nosotros: una sola cosa.
Todo lo que está aquí escrito proviene del sudor, las lágrimas y los milagros de un camino, el que recorro. Es un cuaderno de viaje. Viajo sola, y eso me cuesta, pero sé que la soledad es mi mejor maestra, el espejo que me muestra mi rostro verdadero y la que me enseña como encontrarme sanamente con los demás, sin utilizarlos y sin dejarme utilizar. Viajo sola y eso me ayuda a aprender como ser una buena amiga de mi misma.
Es más fácil teorizar que poner en práctica todo lo aprendido. Vacilo mucho, a veces me puede la falta de firmeza, la necesidad de que todo el universo esté conforme conmigo y apruebe mi comportamiento, y asegurarme con ello el amor y el reconocimiento de quienes me importan; me puede no acabar de enterarme de que merezco una vida plena; me puede, a veces, no entender que una persona que me importa no va a tratarme mejor porque yo la trate mejor a ella, sino porque me trate mejor y me respete más mi misma; me cuesta soltarme de las situaciones y personas que me hace mal, hasta que se me hace insostenible…¡me cuestan tantas cosas! pero todo se va haciendo, misteriosa e inesperadamente, conforme a un plan que ignoro, pero del que puedo participar. Me llena de alegría y agradecimiento ver también que puedo compartir este cuaderno, estas vivencias con otras personas que andan conmigo, porque sé lo bien que viene un rato de compañía a veces, y de solidaridad. Sé por experiencia lo importante que es que alguien te trasmita su confianza, su apoyo y visión de tu valor.
Nos acompañamos, aunque el camino sea de cada uno, y nos aliviamos a veces el cansancio. Agradezco tanto a tantas personas que me animan y me sostienen, cuando no puedo más a veces… lo agradezco tanto, que quisiera dedicar este cuaderno a ellas, y a la vida que las puso junto a mi. Y agradecerle a Ella, a esa Semilla que no para de crecer en mi interior, que me permita observar atónita el milagro de vivir.
1 Citado por Enrique Martínez Lozano en su libro: «Crisis, crecimiento y despertar.» Ed. Descleé Debrower.
Libros consultados:
- Maestro Eckhart. «Sermón Vivir sin porqué. El fruto de la nada.» Ed. Siruela.
- Annick de Souzenelle. «El Egipto interior.» Ed. Kier.
- Thomas Merton. «Por el camino de Chuang Tzu.» Ed. Visor.
- Krishnamurti. «Las relaciones y el amor.» Ed Kairós.
- Paul Weber. «El todo es más que la suma de las partes. Simposium “Hombre, salud y medio ambiente.”» Luxemburgo 1988. Editions Sang de la terre. Paris 1988.
Que gracia que tu tienes. Gracias.
Brillante