Escribir desde la no-palabra es tratar de hacerla audible, aunque, por otra parte, habrá que recordar que el lenguaje no se reduce a lengua-, y los buenos escritores saben bien de la fuerza
que emerge del silencio, pues él modela sus palabras. Por esa razón la poesía esencial es una actividad del lenguaje del silencio, un gesto del ser destilado del Vacío, un ritmo verbal rendido, más bien inmolado, de antemano a lo incomunicable, mediante el que espera la epifanía de una Presencia curiosamente emanada de la Ausencia
Rafa Redondo
Fui alcanzado por ti. Eso creí durante años; pero lo cierto es que Tú ya estabas en mi corazón, en lo más profundo de mi ser. Te anticipaste. Y te sigo escuchando en el corazón del silencio, donde el fuego de tu Espíritu arde dentro de mis huesos.
Me abro a la acogida de aquello que brota cuando me depongo. Me abro a la nada de esta misma hoja vacía donde escribo, que me insta a la apertura, al destello de un don, de ese Tú sólo le permito brillar cuando me aparto .
Abrirme al Misterio,
callar, dejarle decir.
Dejar a Dios ser Dios…
Vaciarme, para dejar paso a la escucha,
del dictado que en todo se transciende.
No hay puerto ni parada, ni posada fija.
Todo encuentro es el brocal de otro pozo,
el umbral de otro camino,
el escalón hacia otro escalón del infinito.
Rafa Redondo
Me abro a la acogida de aquello que brota cuando me depongo. Me abro a la nada de esta misma hoja vacía donde escribo, que me insta a la apertura, al destello de un don, de ese Tú sólo le permito brillar cuando me aparto .
Siempre el Amor ama a lo igual. Por eso Dios te ama como igual a sí mismo. Cuida de no caer en la idolatría de endiosarte ni endiosar (no te dejes llamar maestro, ni Padre, ni Rabí) , cuida de ser Dios siendo tan sólo humano hermano. Un natural cuidado cuyo único maestro puede ser el sencillo respirar de un niño, o la fragilidad despierta de un tembloroso gorrión. Además, ellos no cobran.
Rafa Redondo
La Vida bulle dentro de mí, mientras yo estoy fuera, y por fuera la busco. Pero la tengo tan cerca, tan cerca, que forma parte de mi metabolismo. Y se deja sentir como el milagro del palpitar, como el prodigio de la respiración, ese subir y bajar que en mí fluye sin que yo intervenga. De mi depende que ponga atención a ese cercano portalón hacia la Vida que la misma Vida en mi cuerpo, templo del Espíritu, ha instaurado, facilitando de ese modo que yo tenga acceso a lo No Manifestado.
Ponte –exclama Eckhart Tolle- en contacto con el campo energético interno del cuerpo interno, permanece intensamente presente, desidentifícate de la mente, ríndete a lo que es….
El poeta y cantautor argentino Facundo Cabral, decía, que no estamos deprimidos sino distraídos.
Cuando la mente se distrae es una indicación de su debilidad, de la futilidad de la caterva de los pensamientos fugitivos que, como un continuo tsunami, invade nuestra mente obnubilando las conciencias, haciéndonos sentir como fragmentos de la Vida, en vez de pertenecientes a ese trasfondo imperecedero que es la Gran Totalidad libre de pensamientos, una vasta expansión que trasciende lo puntos cardinales de nuestro cuerpo, que los hindúes llaman Atman.
La meditación no es otra cosa que morar en el propio Atman sin desviarnos de la propia naturaleza.