Archivo de la categoría: Desde el silencio

Lo sé y lo escribo

Estar disponible es lo que me ha enseñado la práctica diaria de la meditación silenciosa. Ello ha supuesto para mí ponerme infinidad de veces frente –enfrentarme- a posiciones viejas y a leyes y costumbres admitidas sin rechistar, creencias que se hallan en las antípodas de la Vida. Pero ésta, que es pura y constante sorpresa, no digiere la inmovilidad: su viento sopla donde quiere, y lo mejor de ella es que nunca sabremos a qué atenernos. Ante su misterio sólo cabe el asombro y la apertura, la sabiduría de la inseguridad, el arraigamiento en el desarraigo. Ella nos enseña a atisbar el Fondo indestructible en plena fragilidad. Y no, no son palabras. Lo sé y lo escribo.

La Vida, dulce y dura Maestra, que para reconocernos como sus discípulos exige la cancelación de Seguir leyendo Lo sé y lo escribo

Reencuentro

En IparHaizea, 8 de septiembre, lunes

Volvemos -¿acaso alguna vez nos fuimos?- a nuestro zendo de Rekalde en un momento en que la humanidad se desangra en diez guerras: Ucrania, Gaza, Libia, Mali, República Centroafricana, Afganistán, Irak, Sudán del Sur, Siria y Somalia. En todas ellas proliferan ideologías extremistas y ambiciones imperialistas.

A nuestra puerta toca ya el depredador ángel del Mercado, amparado por un gobierno que atenta contra la vida real y llena de mentiras los cerebros. Nos toca meditar sobre el suelo de un mundo al revés, sobre el tatami de una civilización que considera el Becerro de Oro -o, más bien, el oro del becerro- como parte de su metabolismo, mientras el devastador virus del ébola atraviesa las fronteras, y las potentes multinacionales farmacéuticas, con las que la ministra Ana Mato negocia, pues de un negocio más se trata para ellas, que sin rubor señalan que “no hacen medicamentos para pobres” (sic).

Pero en Ipar Haizea, en el barrio bilbaino de Rekalde, como en tantos rincones del mundo que no son noticia, nos duele el mundo, incluidos los pobres miserables que sólo Seguir leyendo Reencuentro

No sirve para nada

La crisis pasará, pero el Ser es atemporal. El arte de la meditación es el arte de vivir; no sirve para nada, por eso es tan necesario y poderoso.