|
|||
|
Presentación libros «La presencia del Jesús interior» y «Orar con el cuerpo» de Rafael Redondo y Paloma San Roman
Ese mirar enamorado
Ah, ese mirar enamorado
con el que el Ser alienta el Universo…
Contigo lo hace rima y ritmo,
y se hace verso.
No se deja decir;
no se cuenta, se canta,
se vive y goza.
De tí, Amor, al filo de la noche, hablo.
Sin tí, mi Amor, soy acabado.
Y con Quevedo te grito y grito:
¡polvo seré, más polvo enamorado!
Rafa Redondo
El ser humano que, estando realmente en el Camino, se encuentre con tiempos difíciles en el mundo, no se volverá, en consecuencia, hacia un amigo que le ofrezca refugio y consuelo y que aliente la supervivencia de su vieja personalidad. Por el contrario, buscará a alguien que fiel e inexorablemente lo ayude a arriesgarse, de manera que pueda sobrellevar el sufrimiento y pasar de forma valiente a través de él, convirtiéndolo así en la “balsa que va a la orilla más lejanas
Rafa Redondo
Múisca: Nightnoise – The kid in the cot
¡Polvo seré, más polvo enamorado!
Sucede a veces que en el corazón mismo del silencio surge una asfixiante carencia que nos empuja a quererla llenar huyendo hacia adelante y -sin apenas interrogarla ni escucharla, iniciamos el camino a no se sabe dónde. Pero entonces puede y suele ocurrir que, en lugar de llenar nuestros vacíos de sentido, nos topemos tan sólo con simples objetos. Esta sociedad distraída nos quiere entretener con lo que le es más propio, con objetos, con objetos en forma de proyectos, de huidas compulsivas, de marchas turísticas paradisíacas que acaban remitiéndonos a nosotros mismos, para luego extinguirse.
Sin embargo, también a veces brota –sería mejor decir nos brota- del silencio una necesidad de descargarnos de todo aquello que creíamos poseer, pero que, en verdad, nos poseía.
Desinflarnos, como suele hacerlo un globo aerostático que suelta su lastre para mejor proseguir su ruta libre hacia las alturas.
Descargarse, sí: un imperioso impulso, o instinto hacia el liberador despegue de la tiranía de lo dado; una suerte de desapego que no es indiferencia, sino el mismo portalón del amor.
Liberarse es habitar el mundo y, más aún: despedirse de él con el culo gloriosamente al aire.
Soltarse, sí -entre alivios y dolores- de una realidad fingida, aunque presentada y re-presentada como lo real. Liberarse de la realidad falseada, de la posesión ilusoria de un ego que el mismo viento desvanece. Todo ello supone tener el valor de detenerse y tener el valor de mirar nuestra falsa realidad revestida de verdad, pues falsa es toda construcción mental que se resiste a ser soñada y ser vivida.
Sentarse en silencio, entornar la mirada a los adentros, en un esfuerzo por captar lo invisible, es mi propuesta.
Rafa Redondo
Constatar cómo, sin voluntad, el sol nace cada aurora, y de qué manera con su sola presencia la tierra acoge en su superficie la energía que, tan dadivosamente, brota de su disco incandescente.
Constatar como, sin decisión de ningún género, florecen los nenúfares en el remanso del río donde, sentado junto a un enorme chopo, tomé un día estas notas. Y contemplar, también, como, sin deseo alguno por su parte, las aguas se evaporan lentamente; sin rechistar, mientras los hombres comienzan ya a hacer -y a deshacer- combinando su libertad con la innata tendencia a la acción, que les ha sido dada.
Al Ser le siguen sus actos. La historia humana no le afecta, y tan sólo los pretenciosos salvadores del mundo desean “colaborar con la creación”( aunque, a la luz de los resultados, ¿no sería mejor que enmudecieran?
EL Ser no tiene más propósito que eso, ser. El Ser lo penetra todo, y a todos, incluso esas nubes de plomo que ahora veo atravesar los cielos de Bilbao, esa cargazón de los egos que interfieren el despliegue de la conciencia de tanta bondad entreverada.
Rafa Redondo
Ah, ese mirar enamorado
con el que el Ser alienta el Universo…
Contigo lo hace rima y ritmo,
y se hace verso.
No se deja decir;
no se cuenta, se canta,
se vive y goza.
De tí, Amor, al filo de la noche, hablo.
Sin tí, mi Amor, soy acabado.
Y con Quevedo te grito y grito:
¡polvo seré, más polvo enamorado!
con el que el Ser alienta el Universo…
Contigo lo hace rima y ritmo,
y se hace verso.
No se deja decir;
no se cuenta, se canta,
se vive y goza.
De tí, Amor, al filo de la noche, hablo.
Sin tí, mi Amor, soy acabado.
Y con Quevedo te grito y grito:
¡polvo seré, más polvo enamorado!
Rafa Redondo
Música: Enya – So Icolud Find My Way