Hay encuentros que son siempre motivo de dicha y celebración.
Hay personas cuya mirada es encuentro, son encuentro sus palabras y sus textos… Ellos mismos son puro encuentro…
Encuentros esenciales, no por su magnitud, ni por su importancia, sino por lo dulce y concentrado de su sabiduría, de su enseñanza y por la verdad que transparentan.
Encuentros que son néctar, arrope… Y a la vez fuerza, huracán, torrente de vida…
Encuentros puros y dulces pero al mismo tiempo provocadores y excitantes… Que nos impelen a entregarnos rendidos y agradecidos a la Vida tal cual se presenta…
Vislumbramos pistas, huellas, puertas, ventanas, luces, horizontes… Caminos para el ENCUENTRO con la Presencia que somos… Con lo innombrable.
Un encuentro con el Amor, con lo trascendente, con lo divino, pero en lo humano y desde lo humano.
La vulnerabilidad, la rendición, la gratitud, la desidentificación, la compasión, la confianza, el desasimiento, el Silencio, la contemplación, la oración, el arte… Caminos que pueden conducirnos al encuentro.
El CUERPO… Templo que nos ha sido dado para nuestro reposo y transformación.
Potente camino para el encuentro con todo aquello que buscamos fuera teniéndolo dentro.
Encuentro que nos lleva a bajar a Dios de la mente, del mundo de las ideas y experienciarlo mediante gestos. .
Encuentro que acerca lo corporal a lo espiritual y viceversa.
Encuentros a los que Rafael Redondo Barba nos conduce, porque él mismo es encuentro y «encontrador de encuentros’.
Mi gratitud por todo lo vivido y compartido en el precioso ENCUENTRO del pasado viernes en la presentación de los libros: «La Presencia del Jesús interior»
«Orar con el cuerpo».
Bilbao. Ed. Desclée De Brouwer
Paloma San Roman
Percibir -y recibir- la fuerza de la vida gravitando en este instante ígneo, interminable. Y que el cuerpo no estalle; ahí el milagro: ¿quién, entre golpes de dolor, y a pesar de ellos, y junto a ellos, sembró en el corazón humano la ternura que libera mi conciencia?
Momento sin momento, que no pasa, ajeno al tiempo.
Así lo veo hoy yo, cazador de instantes: nada se mueve. Tan sólo cede la mano del Misterio, la que concede rebajarse en amor indescriptible. Colmada sed de infinitud. Aún en el mismo abismo del abismo.
Y, agradecido,
lo escribo,
lo confirmo.
Lo hago tuyo. Es.
La experiencia del Ser, nos abre la conciencia , para bandearnos en el mundo y percibir con lucidez la fuerza de la sombra de quien, acostumbrado a aterrorizar, siente ahora la amenaza de no seguir haciéndolo. Intenso miedo a perder pie.
Miedo a la libertad; miedo a no poder seguir esclavizado a esclavizarme. El miedo cambia de dueño.
La experiencia de ser, nos faculta para des-cubrir la lucidez del existir. Y con ella, la experiencia amorosa y compasiva de atender al tirano ayudándole -o impidiéndole- a no tiranizar. Un arte urgente, necesario e imprescindible, para quienes quieren transformarse y transformar el mundo.
Rafa Redondo
Múisca: Hans Zimmer