…su propio eco en ti se ha he hecho valle…

No es difícil hallar lo inevitable, ya que es eso, inevitable. Y oírlo aunque no hable. Lo sin nombre nos dio la voz para nombrarse y decirse; nos cede la palabra al con-cedernos su silencio, la verdadera voz, cargada en el Silencio La Presencia en su Ausencia, en su no estar ante mí. El dios de los desiertos, de las montañas, los valles nemorosos, las ínsulas extrañas …
Su propio eco, en ti se ha hecho valle.
La religión delimita, dibuja fronteras; la espiritualidad las borra, sin dejar apenas huella. La religión dogmatiza; la espiritualidad exuda silencios. Su palabra, inocente y asombrada, despunta de la no-palabra, se vierte en poesía, reconstruye gozando con la unión, se abandona a la Unidad.

 

 

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