Escúchalo, sin necesidad de oídos; escúchalo en tu más profundo latido; escúchalo en el silencio que sucede al golpear del gong, escúchalo en el sonar interno de tu existir. Y, sobre todo en el mirar del que busca refugio sin lograrlo y en el gritar del desahuciado.

Percibe cómo Eso está siempre al acecho; percíbelo como lo que es: una promesa que está continuamente a punto de…suceder y cuyo apremio en revelarse no puede ser fotografiado con imágenes, ni congelado en las palabras.

¿Cómo traducir ese silencioso encuentro? ¿Acaso como un profundo instinto que invita a la mudanza a un reino inaudible?

¿Mas cómo tengo la osadía de transplantar al artificio del verbo semejante invitación? Mejor callar, escuchar, saborear ese sólo sabor que penetra los sentidos. Y regala a los demás esa experiencia, dales el sonido del canto de la vida…

Ese canto, que es aire

silbando en los visillos;

lluvia de octubre…