PONERSE EN CAMINO 

En estos tiempos que vivimos, por un lado oímos, cada vez más, hablar de atención  plena, de meditación, como recetas para la vida siempre acelerada y a veces hostil en la que  nos encontramos, y por otro, pareciera que le estamos sustrayendo a nuestra vida su espíritu  y su humanidad.  

La ciencia y la tecnología avanzan también aceleradamente, pero nuestras creencias  sobre la realidad se han quedado ancladas en planteamientos de varios siglos atrás.  Cada vez son más las propuestas que la sociedad nos ofrece para que permanezcamos  distraídos, para que podamos huir fácilmente del afrontamiento de nosotros mismos y del  sentido de nuestra vida.  

La práctica que las tradiciones espirituales nos proponen no son un bálsamo para  aliviar el dolor ni para ordenar nuestra caótica mente, aunque a la larga puedan hacerlo. No  son una propuesta para relajarnos, sino para despertarnos.  

Ese despertar se ha considerado fundamentalmente reservado a los grandes místicos y  no como algo al alcance de todas las personas. Y diríamos, que en una sociedad tan  “dormida”, tan distraída como es esta, la aparición de seres despiertos está muy lejos de lo  que podríamos esperar.  

Y ¿qué es ese despertar que se nos está proponiendo desde hace siglos? Despertar,  ¿a qué realidad? Cuando Pilatos le preguntó Jesús a cerca de la verdad, él no contestó, se  quedó en silencio. Ese despertar es algo indecible que cada persona tiene la oportunidad de  vivir por sí misma, en el Silencio de su corazón. Pero antes debemos tomar conciencia del  ensueño en el que vivimos. 

El Silencio, decía J.F. Moratiel, es un camino austero, empinado, un camino de  montaña. No es un camino fácil, pero es verdadero y nos conduce a casa, afirmaba. Pero,  ¿por qué elegir el camino de montaña, si podemos transitar por caminos menos costosos?  La única respuesta que encuentro a esa pregunta es esta: por amor. Solo una llamada del  amor en nosotros puede impulsarnos a hacer ese viaje. Esa llamada quizás está vibrando, más  allá del tiempo, llamándonos por nuestro verdadero nombre. En el Silencio nos abrimos a  esa escucha.  

Podemos retrasar ese viaje todo lo que queramos, no nos será difícil, al fin y al cabo,  ponerse en camino, es ir contracorriente, pero nunca podremos acallar esa llamada del amor. “Lo importante no son las convicciones, sino los amores”, decía Francisco de Asís. 

A pesar de que hay mucho ruido que nos mantiene distraídos de lo esencial, también  es verdad que los caminos sin salida son cada vez más numerosos. Las situaciones límite nos  ayudan a tomar caminos nuevos, quizá ese camino de montaña que nos conduce a casa. 

Podría parecer que retirarse unos días y abrir un espacio de silencio en nuestras vidas,  no nos va a llevar demasiado lejos. No vamos a hacer nada en particular, más que vivir la  quietud y la escucha. Muchas personas lo considerarán una rareza y una inutilidad. Sin  embargo, en ese espacio de quietud se movilizan en nosotros respuestas a preguntas que ni  siquiera nos hemos formulado nunca.  

Este camino de Silencio no se reduce a un lugar, ni a un tiempo determinado, es el  Camino de la Vida, como también ha sido llamado.  

En estos tiempos que vivimos, como decía, y aunque no lo parezca, lo que más nos  urge, lo que puede ser más transformador para nosotros y para los demás, es quedarnos en  silencio y descubrir la verdad que nos aguarda dentro y que nos puede ofrecer la libertad y la  plenitud a la que somos llamados.
Alicia Martínez

Alicia Martínez Martínez (Sevilla, 1960), bióloga de profesión, cultiva desde muy joven la pintura, adentrándose más adelante en la poesía, la narración y los artículos de reflexión. Asiste a los retiros de la Escuela del Silencio del padre Moratiel desde el año 1999 hasta su fallecimiento en 2006; de esta participación fundamental en su vida surge Enseñanzas del Silencio de Moratiel (Desclée de Brouwer 2016), obra en que recoge sus notas de las charlas de los retiros y una selección de las cartas del padre. Comprometida en el cultivo de la espiritualidad y la apertura a la trascendencia en las sociedades secularizadas, participa en diferentes foros al respecto. Ha conducido retiros de Silencio a lo largo de estos años. También conduce un grupo de meditación estable en Sevilla. En 2014, constituye la Asociación Viento del Sur en Andalucía, con el fin de promover espacios de Silencio y se organiza, desde dicha asociación, el I Foro de Espiritualidad en Andalucía. Ha traducido y participado en la edición de la obra del poeta francés Christian Bobin, con la traducción de las siguientes obras: El Bajísimo, 2016, La presencia pura, 2017, La vida pasajera, 2020, Soberanía del vacío, Un libro inútil, 2021, Cartas de Oro y El hombre del desastre 2022, El vendedor ambulante, Todo el mundo está ocupado, El Yesero Silbador, Corazón de nieve 2023, todos ellos en Editorial El Gallo de Oro y Geai, las aventuras de una sonrisa, 2019, en Pre-textos. Publica el ensayo La aventura de la consciencia. Diálogos entre ciencia, pensamiento y espiritualidad, 2019, en Cauac Ed. Nativa, con el que obtiene el I Premio de Divulgación Científica Carlos Zapata, otorgado por la Fundación Humanismo y Ciencia, 2021 Madrid. Con posterioridad, desarrolla diálogos interdisciplinares entre neurocientíficos, profesionales de la salud, pensadores y meditadores. Ha publicado los poemarios El brotar de la luz, 2015, en Karima Editora; Todas las nubes arden, 2017, en Ediciones en Huida; La palabra blanca, 2019, en La Sirena de los Vientos; Lejanía, 2020, Ed. Amazon y Poemas que jamás nacieron, 2020, junto a Rafael Redondo, Ed. Amazon. Ha promovido y coordinado, desde 2016 a 2022 Iniciativa Poesía y Salud, para impulsar talleres de creación poética en el ámbito hospitalario y también en Instituciones Penitenciarias. Bajo esta iniciativa se han realizado talleres en varios hospitales del sistema sanitario público dirigidos a pacientes de distintos ámbitos: lesionados medulares, pacientes oncológicos y salud mental. También talleres para profesionales sanitarios. Organiza en febrero de 2018 las I Jornadas de Poesía y Salud, con el fin de realizar un intercambio de experiencias y dar a conocer los resultados de las mismas. Esta Iniciativa Poesía y Salud se ha promovido también en Euskadi, donde se han realizado varios talleres en el ámbito de la salud mental.