El ser humano se engrandece cuando se eleva por encima de sus obras para no desear otra cosa que otear el Ser, desearlo, vivirlo las 24 horas, siendo así cuando accede al camino de su verdadera patria. Sin embargo, esto es fácil -demasiado fácil- de enunciar, ya que estamos hablando de tener el valor de desapegarse de la obra de toda una vida, la que con dedicación y mimo quizá durante muchos años llevamos a cabo. Estamos hablando de un renunciamiento liberador que Seguir leyendo La institucionalización del Ser
Paisaje inmóvil
El alba, hipnotizada de silencio,
despierta en su grandeza iluminada.
Como si la Naturaleza, inmóvil,
se dejara habitar por lo indecible.
El fresco corazón de la Materia,
palpita en cada forma estremecida.
Ya, grávida, la tierra, va extendiendo
los pliegues de sus alas incendiadas.
Estallan las primeras claridades
y de sus hondos senos, como un ascua,
se alza la meseta amanecida.
Corre, embriagado, el aire por los trigos,
y abrazando los mares de amapolas,
se eleva a las raíces de la altura.
Tormenta
El Cielo espira en bocanadas de agua.
Centelleando y cantando hunde sus raíces en la Tierra.
Es tan generoso y potente que intimida.
La Tierra, agradecida, abre sus poros e inspira, llenando a rebosar sus pulmones.