Vive un algo fragante, una rosa que olemos a escondidas del saber y que nos trae a presencia; la que pone en casa, en nuestro conocimiento, la innumerable rosaleda y sus aromas. Os hablo de esa rosa enterrada en su luz, de la madre a ciegas del sentido, la del vértigo y el desmayo del alma. Ella se le ofrece como si fuera espina, y cuando al fin la atraviesa de parte a parte, el alma da con su principio y huele toda a su flor propia.
Así la luz
Así la luz. Siempre, aun antes de despuntar, ya es el alba. Contempladla envuelta entre el parloteo de los pájaros, hasta hace instantes rehenes de las sombras.
Así la luz. Vedla brotar sus rayos entre los nimbos de oro, sin ocupar espacio alguno. La luz procede del Vacío: observadla penetrar entre las formas como quien necesita prodigarse en todas las manifestaciones de la vida.
Esta mañana la luz, ella misma, exuda luz y llora luz. En cada forma, ella misma, se hace luz.
Ser luz, ser, así, la luz, en los cerros de la aurora, en el Seguir leyendo Así la luz
La compasión
La compasión no es una simple actitud, menos aún mera noción, sino la consecuencia y el fruto de un vaciamiento del corazón, que nos abre a la Unidad.
La fraternidad y el servicio (palabras tan usadas…) son sólo eso: un resultado, un efecto del des-aprender, del “des-prendimiento” (soltarse de los prendimientos), del des-aferramiento, de eso que los budistas con tanto ahínco llaman “desapego”. Saber estar solo, vivirse en soledad, como portal del Amor.
Pero estoy hablando de un soltarse natural, al margen de creencias aprendidas o actitudes religiosas de imitación a seres llamados santos, o maestros. Compasión o fraternidad son palabras que Seguir leyendo La compasión