Cazador de instantes

Percibir -y recibir- la fuerza de la vida gravitando en este instante ígneo, interminable. Y que el cuerpo no estalle; ahí el milagro: ¿quién, entre golpes de dolor, y a pesar de ellos, y junto a ellos, sembró en el corazón humano la ternura que libera mi conciencia?
Momento sin momento, que no pasa, ajeno al tiempo.
Así lo veo hoy yo, cazador de instantes: nada se mueve. Tan sólo cede la mano del Misterio, la que concede rebajarse en amor indescriptible. Colmada sed de infinitud. Aún en el mismo abismo del abismo.
Y, agradecido,
lo escribo,
lo confirmo.
Lo hago tuyo. Es.
La experiencia del Ser, nos abre la conciencia , para bandearnos en el mundo y percibir con lucidez la fuerza de la sombra de quien, acostumbrado a aterrorizar, siente ahora la amenaza de no seguir haciéndolo. Intenso miedo a perder pie.
Miedo a la libertad; miedo a no poder seguir esclavizado a esclavizarme. El miedo cambia de dueño.
La experiencia de ser, nos faculta para des-cubrir la lucidez del existir. Y con ella, la experiencia amorosa y compasiva de atender al tirano ayudándole -o impidiéndole- a no tiranizar. Un arte urgente, necesario e imprescindible, para quienes quieren transformarse y transformar el mundo.
Rafa Redondo

 

Múisca: Nightnoise concierto en Murcia 1996

Unidos los dedos pulgares

«Recibo, una vez más, el atardecer haciendo Za-Zen, viviéndome como si fuera un árbol.
Con las raíces del cuerpo enhebrados en el Hara, la savia del Espíritu se eleva a lo largo del tronco, abriendo su energía hacia la copa del mundo.
Tierra y cielo, así enlazados, proclaman nuestro doble origen, terrestre y celeste.
Unidos los dedos pulgares, con las manos hacia arriba… El cuerpo, respira en su quietud la transparencia a esa Fuerza que lo anima y lo sustenta.
Es a partir de la sentada en silencio cuando frecuentemente suele acaecer lo innombrable»
Rafael Redondo
Aromas del Zen

 

Múisca: Nightnoise

La alegría sin objeto

 

…Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios. «
(Pablo de Tarso)
Hoy, al despertar, sentí en mi corazón el latir de tu Presencia, al hacer mías las palabras de Pablo de Tarso: para mí el vivir es Cristo y el morir una ganancia…
Ya desde el amanecer experimenté que el miedo a la muerte y a la enfermedad se disipaban.
Este versículo de Pablo habla sobre el placer que experimentó dentro de sus dificultades; se dirige a los Filipenses, donde les habla sobre la alegría que sintió aun estando encadenado.
Y añade en otra ocasión: Bendito sea el Dios y el Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que también podamos consolar a los que están en cualquier tribulación, con el consuelo con el que somos consolados por Dios.
Me sacude el alma este texto de tu hijo Pablo, siempre tan jubiloso, donde comparte con nosotros el consuelo que tu Padre nos ofrece en medio de las tempestades, y la alegría que experimentó aún en medio de su arresto.

 

Múisca: Rocio Madreselva – Soltar el ego

Meditación Bilbao