No estamos solos. Obseva-Lo.

Te esforzaste durante largas horas por ver si te era posible traspasar la puerta para alcanzar con tus retinas la vastedad de tu Origen. y cuando lo lograste, tu gran sorpresa fue que la puerta no existía. Y que tú tampoco existías, que eras existido, que tú eras Nadie.

 

Rafa Redondo

 

En la Nada somos lo que somos; en la vacuidad emerge la Noticia de nuestro sentido aquí y ahora.
Nacimos para ser artistas de la vida, somos nosotros la materia prima de semejante obra de arte, y el objetivo –si de objetivos aquí pudiera hablarse- de la meditación es transformarse de arriba abajo, cuerpo y mente. Convertirse en verso. Todo ello rompe con el sentido común, con el mundo de los conceptos, para habitar y dejarse habitar por esa realidad que no existe en la existencia, que simple y llanamente ES. El verdadero poeta extrae del humus de ser aquello que en su fondo late: el vacío el vacío mismo del Ser, libre de aderezos, para luego ver su rostro y rebautizarlo…
Aún más: una vez salida a la luz la estrofa, el poeta quisiera des-nombrarla de nuevo; des-bautizarla de nuevo, para ganar en la ausencia la presencia de aquello que es su nostalgia más allá de las palabras. Por eso comprendemos que el poeta no sólo no tema a la nada, sino que, además, se sienta incluso atraído por la plenitud que encierra.
Rafa Redondo
¿Qué puede escuchar un oído
cuando se apoya en otro oído?
Algo habló en el silencio –clamaba Paul Celan–, algo calló,
algo se fue por su camino…
Observar el sonido del silencio, es constatar que no hay nada
que alcanzar. Detectar que solo ese ser silencioso merece el sin-nombre del nombre del Dios que es padre y madre. Comprender
que solo el Ser es y que vivir semejante comprensión es vibrar de
los pies a la coronilla, más allá de los límites de la piel… eso es la
liberación. Vivir un gran amor.
Y tarea nuestra es rescatar la inocencia del asombro en el
desnudo eco del silencio, ese que palpita en el corazón del ruido; el
que quiere decirse, narrarse, desde nuestro más profundo capilar.
Porque tarea nuestra es saber catar la elocuencia de ese gran
poema ajeno a labios, rimas y fonemas; saber saborear con el
oído mudo la intacta sinfonía de la Nada Plena, fondo sin final del
lecho del Vacío que pugna en cada instante –el que insta e interpela– por abrirse a cada forma acontecida por todo el Universo.
Y hacerse forma en cada forma. Y hacerse en ti Persona.
No estamos solos. Obseva-Lo.
Rafa Redondo

 

 

Música: Franco Battiato , Alice – I treni di tozeaur

 

 

 

 

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