«Hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso»

 

Dimas, el llamado “buen ladrón” (fue tan buen ladrón que a última hora de su vida supo robar el Corazón de Jesús. Sí, todo un ejemplo de tecnología punta) sintió que compartía la misma fragilidad tuya, Jesús, justamente cuando las tinieblas cubrían la faz de la tierra y el sol se eclipsaba.
Esa vulnerabilidad compartida suponía que Tú, asumiste hasta el final la condición del último de los últimos para que el Paraíso fuera para todos sin distinción: «hoy mismo estarás conmigo en el Paraíso», le dijiste. Inflamaste de esperanza el corazón de aquel hombre desesperado en medio de la noche de su complicada existencia. Mas siguió tus huellas, las huellas de un amor incondicional hecho presente y presencia en la misma precariedad del existir. La vida rota de Dimas se convirtió gracias a Ti en un lugar de hospitalidad, de tu hospitalidad, Jesús. Amaste hasta el extremo. Y Dimas se sintió acompañado y envuelto en tu amor. Descubrió en el infierno de la Cruz el cielo de tu compasión. Casi nada.
Elegiste para ti el último lugar, el lugar del pobre, pues desde abajo se ve mejor tu presencia, desde abajo se siente mejor la altura y la grandeza de tu cercanía. Desde abajo podemos captar que tu lugar de revelación elegido es el de los indigentes y proscritos; eso me inunda de gratitud.
Bajo tu mirada acogedora todos somos tus hijos, pues ella guía por sí misma el abrazo que nos lleva a abrazar a toda la humanidad, sin exclusión.
Ser hermano es la vocación inscrita en lo más profundo de nuestra alma, nuestro patrimonio por ti donado y muy ajeno a todo tipo de creencia o ideología.
Colocaste, Jesús, en lo más profundo de nuestro corazón la capacidad de ser y sentirnos hermanos. En la noche oscura de mi fragilidad en ti encontré a un Dios que salva haciéndose vulnerable. Sólo un ser vulnerable puede curarnos y hacer de nuestra fragilidad un motivo de salud inescindible para todas las criaturas.
En ti hallo diariamente la Fuerza que me sostiene, la que hace añicos y hace saltar por los aires todas las fronteras.
Gracias, Maestro

 

Múisca: Suzanne Ciani – Turning

 

 

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