…fuente de Vida…

En occidente le llamamos Espíritu Santo, yo le llamo Fuente de Vida.
En Occidente le llamamos Ser. Yo prefiero llamarle Fuerza.
Fuente de Vida más allá del tiempo, más allá de géneros y generaciones; Fuente que en cada instante se derrama sobre TODA carne y se siente como cuerpo, Fuente y Fuerza que no se aviene a racionales argumentos, los reventaría. Ni cabe en concepciones psicológicas de escuela o corriente alguna, por más profundas y transpersonales que se apelliden….
Manantial «que a vida eterna sabe», tan fácil de saborear como difícil de explicar, a cuyo brocal solo asoman los sencillos…
Esa Fuerza que nos hace nuevos y re-nueva. E invita a ser vivida, paladeada, experimentada, amada, y, no lo olvidemos, regalada.
Sin más ropaje
que mi fragilidad,
sus brazos rotos.
(desde ahí te abrazo).
Esa es la Fuerza que yo palpé en un poema de José Luis Martín Descalzo, Premio Nadal de Novela. Cuando le llamé por teléfono para darle las gracias, ya era tarde: José Luis se me había adelantado a la otra orilla….
Y entonces vio la luz.
La luz que entraba
por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.
Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver al Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.
(José Luis Martín Descalzo)
Cuando Vida y Muerte, Día y Noche, desprendidas, des-nudas, desanudadas de todo nudo que no sea el de su abrazo, se miren atentamente sin miedo y sin pudor; se acerquen, se entiendan, se comprendan e inter-penetren, en la sagrada lujuria del puro amor, el tiempo y el espacio arderán con ellas bajo el volcán de la Unidad.
Tengo como cierto que no habrá centímetro del Universo que no arda de pasión en tal abrazo: Fuente de Vida, Espíritu que se derrama, sin distinción, sobre toda carne; Materia Mater cobijando el semen del Espíritu; Amor amando en carne viva, sin más barreras que el puro amor sin barreras.
La lluvia, como la meditación, se desprende sobre la noche de Bilbao, mansa, indiferente, mientras yo escribo y atestiguo esa grandeza así, como quien oye llover…así, así.

 

R.R.

Música:   Hallelujah – Jeff Buckley

 

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