Ese callar del haiku

Se trata de algo tan simple como aprender a mirar sin anteojeras.
Y de tener el valor de morir cada instante a lo viejo conocido.
Y de abrazar, entre el fragor del ruido, lo nuevo, que es la Real Vida.
Abrir con la garlopa de la luz una brecha, ese callar del haiku. locuaz…inmensidad entre dos versos, hondón sin fondo fuera de todo espacio; un tiempo fuera de todo tiempo; para, luego, toparnos, sin buscarla, con la eterna manifestación de lo invisible, en esa abrasadora fuerza que no deja de forzarnos.
Tu lejanía,
más aún: tu ausencia, Dios,
se hace satori…
DICEN QUE EL QUE HABLA NO SABE, PERO QUE EL SABIO CALLA. NO ESTOY MUY CONVENCIDO DE ESA AFIRMACIÓN…
¿Por qué acallar el estampido que no calla,
de Aquella que seduce,
de Aquel que nos abraza…?
¿Por qué acallar ese continuo exceso de evidencia?
He pasado toda mi vida explicando Zen –dijo el Maestro Basho- mas nunca he podido comprenderlo.
-Pero, ¿Cómo es posible –inquirió su interlocutor- que expliques aquello que no comprendes?
-Ah, -respondió Basho- ¿es que también debo explicar eso?
Rafa Redondo

 

Música: Ludovico Einaudi – Una mattina (Full Album)

 

 

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