Cuando subas o bajes
por la escalera que al zendo lleva,
cuida bien de observar
-siempre te lo recuerdo –
esos brotes de hierba
que entre colillas, latas y residuos de orín
florecen con vigor hacia a la Vida.
Detente, permanece, en el prodigio
que el sencillo mirar te brinda.
Capta bien el mensaje, te suplico,
de esa fragilidad indestructible.
Pues ni el cemento ni la piedra sofocan su crecer.
Perdóname que sea tan machacón.
Te digo más: si atenta te detienes
harás el mejor Zen.
» Ocúpate -clamaba el gran Maestro Dogen- incluso de la hoja de hierba de tal modo que manifieste el cuerpo de Buda. Esto, a su vez, permite que el Buda se manifieste a través de la hoja».
Ignacio de Loyola. Viendo una flor silvestre se paró y dijo : «calla ya te entiendo».
Rafa Redondo
Múisca: The Last samurai Soundtrack –