Dejarse respirar

 

Jesús no vino aquí para fundar religión alguna, sino para despertar la dormidera colectiva que crea ídolos externos sin percatarse de quiénes verdaderamente somos -el Reino de Dios «está en vosotros mismos»-, porque el Mesías de los pobres no llegó aquí para ser adorado en una peana, sino para mostrar un camino de transformación liberadora; como tampoco vino para formar castas sacerdotales, ni organizaciones jerarquizadas, ni vino para que le imitáramos viviendo su vida sino para que viviéramos profundamente la nuestra.

 

Rafa Redondo

Cuando al observar el giro que tomaba mi vida en 1987, mis más cercanos compañeros del claustro de la universidad, poniéndome en aviso sobre la peligrosidad, según ellos, de la práctica de la meditación como factor aislante del mundo, al preguntarme sobre este aspecto, yo siempre he venido respondiendo tanto a cristianos como ateos o marxistas que lo que tengo en gran certeza es que esa práctica, lejos de encapsularme buscando no sé qué armonía dulce, me hace cada día más disponible para con el mundo.
El simple hecho de «dejarse»· respirar soltando y recibiendo… El sencillo hecho de fijarme en el paso que dejo atrás -lo viejo-, y la apertura a lo nuevo que anuncia el paso hacia delante es algo así como apartarme a un lado, ahuecarme, para dejarle espacio a ESO que llamamos Dios, permitiéndole ser en mí, abriéndome a él de par en par. Una suerte de des-nacer que es des-morir. y re-nacer
Soltarse, sí -entre alivios y dolores- de una realidad fingida, aunque presentada y re-presentada como lo real. Liberarse de la realidad falseada, de la posesión ilusoria de un ego que el mismo viento desvanece. He visto que liberarse supone tener el valor de detenerse y, sobre todo, tener el valor de mirar cada hora nuestra falsa realidad revestida de verdad, pues falsa es toda construcción mental que se resiste a ser soñada y vivida. Sentarse en silencio, entornar la mirada a mis adentros, en un esfuerzo por captar lo invisible, es mi
propuesta que te invito a hacerla vida.
Podrás perderlo todo, pero no la capacidad de asombrarte del continuo milagro de existir.
Sí dejaras de amar un sólo instante, Tú,ESO que llamamos Dios, dejarías de existir, porque no eres para mí un ser que ama: eres amor, el amor con que yo amo – o quisiera amar-a mis semejantes, y ellos lo hacen conmigo. Amar hasta el extremo. Estoy hablando del límite de lo humano. Si viviera el amor como un mandato, y sé bien lo que me digo, yo sería un fracasado. El Amor, a pesar del egoísmo instalado entrenosdotros, ha prendido en al mundo; es la Energía que me -nos-mantiene y sostiene, incluso para sentirme uno con mis enemigos.
Rafa Redondo

 

Múisca: Claude Debussy

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