Cielo sin nubes

 

Enorme es La Fuente cuando el ser de la existencia se deja regar por lágrimas sin causa, y los agradecidos brazos se elevan, solos, automáticamente, penetrando los insondables cielos de la aurora. Consagrándose como Mundo. La Ausencia, entonces, clama, fulge. Hace su aparición lo que jamás estuvo.
Y constaté: sólo vislumbra el alba quien sabe –y no sin dolor- vislumbrar la noche.
Por eso, humildemente, puedo afirmar cuán dócil a su reclamo misterioso, la luz amaneció en la quietud de mis escombros, hasta sentir su tacto. Cielo sin nubes. Ausencia del yo en la muerte de mi muerte. Desde ahí la Presencia.
Rafa Redondo

 

Música: Armand Amar – Poem od the Atoms

 

 

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