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SUSPENSION TEMPORAL DE TODAS NUESTRAS ACTIVIDADES – Covid-19

Kaixo,
Debido a las medidas sanitarias en relacion al COVID-19, que recomiendan, entre otras cosas, evitar las concentraciones, suspendemos todas nuestras actividades (Sentadas, Zazenkai…) a partir de ya mismo, hasta nuevo aviso. 

Seguiremos meditando juntos y en silencio,  cada cual desde su lugar, mirando toda esta situación con amor,  soltando miedos y confiando en la Presencia amorosa que permanece más allá de estas circunstancias que nos trae la Vida  en solidaria unidad, cuidándonos todos. 

Un abrazo, Iparhaizea

…materia vacia…materia de luz

Tener el valor de entregarse hasta la propia extinción, y hacerse tierra. Convertirse en su fruto sazonado hasta dejarse devorar por la brasa escondida en el corazón de ese fruto, sostenido, alimentado por la Fuerza de la oscuridad, donde anida el secreto de la Luz.

Frágil forma, que, torpe, se resiste a su Vacío…Penetrante Vacío, que se resiste a dejarse invadir por las ruidosas formas, a dejar de ser su propio Ser.

Con los brazos alzados hacia el cielo, me abandono en el viento, y me hago viento.

Me entrego a Ti, Muerte que es Vida, me entrego a Ti, Materia, en una comunión que duele y que libera. Y así, mi corazón carnal, dura Materia, es absorbido en tu amplio seno, como rápido sorbo, como humilde bocado del corazón del Infinito.

Duro y suave cincel, que me hace cumbre en una nueva génesis; buril de cada aurora , que talla nuestro cuerpo entre la dicha y el llanto, paz y desasosiego. Las dos caras del Dios recóndito, silente y envolvente. Magnánimo jardinero del Ser, que forma y conforma nuestras formas haciendo brotar en ellas las alas que alcanzan lo insondable.

Materia vacía, Materia de Luz, animada Materia. Muerte y Vida, Abismo y Cielo. Cauterio suave, toque delicado; un dulce y árido escarpelo del que se desprenden trozos y más trozos de silencio, hasta tallar en nuestro corazón el mismo corazón del Universo.

…el vacio es nuestra esencia…

En el Pragñaparamita sutra encontramos el siguiente texto: “Oye bien Sariputra, todos los dharmas (acontecimientos o fenómenos) se caracterizan por hallarse vacíos, no sólo no pueden crearse ni destruirse sino ni siquiera aumentar o disminuir”.

El vacío es nuestra esencia unificante, nuestro nexo con el todo; es impensable hallarse separados porque un yo separado es una ilusión. Todo cuanto nos rodea se manifiesta a nuestros sentidos debido a que forma parte de otras condiciones que permiten tal manifestación. Nuestro ser habita en el inter-ser. Captar eso, vivir eso es precisamente lo que llamamos iluminación.

En ti respira todo el universo; todos sus elementos bullen sin parar por y en los flujos de tu cuerpo, habitando en él todo el océano Pacífico. Soy una ola de ese mar, pero, a la vez, en mi inconsciencia, no sé si soy mar o si soy ola. Estoy compuesto de todos los elementos que componen a toda la humanidad. Habrá variaciones de color de la piel, de estructura corpórea, pero ellos no dejan de ser un mero accidente dentro de una única sustancia. Desde esa perspectiva ¿Qué tienen de personal mi páncreas, el color de mis ojos, mí hígado y mis pulmones? ¿Qué hay, de personal en el psiquismo inconsciente, cuya esencia es asimismo colectiva? Tan sólo soy un eslabón en la cadena del Ser. Mi auténtica identidad es el Ser, Él, mi verdadera naturaleza.

Cuando sé esto es cuando puedo liberarme de esa alienante contractura, de esa restrictiva identidad del pequeño ego narcisista. La educación –confundida hoy como capacitación- nos ha programado el cerebro, desde la Educación Primaria hasta la Universidad para servir como marionetas de guiñol a ese modelo. Por eso es cuestión de tener el valor de tomar conciencia de la jaula-escenario en el que nuestra obediencia sumisa nos ha metido. Y, sobre todo, es cuestión de salir ya de ese teatro. Porque lo nuestro es amar…

El Universo azul nos constituye.
Y su Ser nos impregna. Y nos llena.
Traslúcido infinito, Esencia Plena,
torrentera de un Dios que adentro fluye.

En la realidad se reconstruye
tu latido en mi más profunda vena.
Y el rocío hecho lágrima de avena,
que en tu seno evapora y se diluye.

Mi yo, ese gran delirio ensimismado,
ese círculo opaco y bien pensado
que en su propia razón se deshereda,

hoy ve cómo en su afán deshabitado
tu Presencia, sin forma, se ha filtrado
por esta estrecha rima que aún le queda.