En el espacio Zen de la sangha (grupo, comunidad…) Ipar Haizea, de Bilbao, destaca, entre otros tres bellos y grandes cuadros realizados por nuestra compañera la artista Sol Mateos, un óleo mural que personalmente me hechiza. Se trata de la representación de un caminante, que, ayudado de un largo bastón que le sobrepasa, y de una mochila ligera a sus espaldas, va atravesando un valle entre escarpadas montañas. El cansino caminar del peregrino que plasma el lienzo, además de ser un canto a la sobriedad Zen, supone todo un símbolo de lo que en el fondo somos y quisiéramos seguir siendo: compañeros del Camino des-prendidos de lo innecesario y, sobre todo, libres como el viento; no aferrados a propiedad alguna, arraigados en la misma raíz del desarraigo, muy abiertos a compartir la experiencia del Ser que nos habita y fortalece, el que se afirma y consolida en cada uno de nuestros pasos.
Vivir – señala un gran poeta – es aprender a andar descalzos, / yendo con gratitud hacia el misterio. / Bien lo sabéis: jamás tuvimos nada, / ni la casa ni el nombre que nos dieron. / Mas crece nuestro amor por esta nada / en la que vemos más de lo que vemos, / tan preñada de luz y oscuridad, / tan copiosa de música y silencio.
Pero el lugar más emblemático, definidor de lo que allí se vive, es un rincón escondido del Seguir leyendo La mochila de IparHaizea →