La mente racional no lo refleja en su pensar, pero cada célula sabe lo que le pasa a cualquier otra célula del cuerpo, en tiempo real. No sabe explicarlo, y no sabe que sabe, pero lo sabe. Cada molécula, cada átomo es imprescindible para que el conjunto sea reconocible como conjunto, y a la vez muere a cada instante para permitir la constante renovación de la vida que, sistémica, orgánica y libre, da sustento a esa imagen mental que llamamos conjunto, para poder expresarnos entre partes. Para poder integrar el lenguaje y el conocimiento en el organismo, y así dejarnos caminar en ese proceso evolutivo del que somos actores y espectadores al mismo tiempo, eso que llamamos tiempo, presente sin badenes.
Ipar Haizea se conoce a sí misma por sus partes, las que miran y miran para des-cubrir que lo son gracias al todo. Y en la genuina particularidad de cada célula se puede reconocer y poner nombre a Seguir leyendo Conexiones