Archivo de la categoría: ¿Qué busca el viento cuando sopla?

El viento del Norte sopla, se expande…

El regalo

El regalo

Si Dios (y sus miles de posibilidades de decir quién es) hubiese decidido fuéramos energía, instante puro, luz originaria… que dicen tantos bella o superficialmente… no sería ésta nuestra historia, así, tal como hoy, tal como tú igual y diferente, todos. Quiso que nuestra vida fuera vivida con nombres, con Realidad, nombrándola, palpitando de vida por cada rincón y temblor de nuestro cuerpo.

Dios optó y nos regaló completamente ser humanos entre el juego, el baile, los grises, la luz, los posibles y los imposibles de la vida…

Dios, de todas las opciones posibles que son miles y más, decidió este Regalo de carne y hueso, oxígeno y agua, el ser más Seguir leyendo El regalo

Sigue practicando

Lo más delicado de observar es el apego al desapego. La incapacidad de aceptar que eres incapaz de aceptar. Esa obsesión por soltar, esa obsesión que no puedes soltar. Dice el maestro Pedro Vidal que el ego es como una rata escurridiza, pero que, si se ve acorralada, muerde hasta al gato más fuerte.

Ningún pensamiento de aceptación o desapego lleva a la aceptación o desapego, sólo la práctica. Da igual lo que leas, los bonitos y evocadores poemas que te inspiren, la presencia y sabiduría de los maestros. Sólo son señales de tráfico, importantes, sí, pero sólo señales. Ningún GPS hará el viaje por tí.

Sólo la atención pura te llevará a la aceptación, el desapego y la comprensión. Y para ejercer esa atención, antes debes ejercitarla, porque lleva muchos años atrofiada. Es como tu sistema muscular, no puedes comprarlo, no tiene sentido buscarlo, ya está ahí, es tu naturaleza, pero dejaste de Seguir leyendo Sigue practicando

Cuaderno de viaje

Quién durante mil años preguntara a la vida: «¿por qué vives?», si pudiera responder no diría otra cosa que: «vivo porque vivo».

Maestro Eckhart

Punto de partida

En el inicio de nuestro crecimiento, generalmente partimos de la búsqueda de satisfacción de nuestras necesidades, y de un malestar interior que puede adoptar muchas formas, o bien, a veces, es una enfermedad, una ruptura, o cualquier otra situación de dificultad por la que atravesemos, la que nos saca de la comodidad, de las creencias y estructuras mentales a las que nos hemos acostumbrado, para ponernos en el camino, pero ¿hacia dónde? No lo sabemos, sólo que tenemos que dar pasos, que andar.

Partimos de una visión centrada en nosotros mismos: «nuestras» necesidades»; «nuestro» malestar, eso nos mueve. Queremos satisfacer lo primero y acabar con lo segundo, es nuestra pulsión, el motivo de «nuestra» búsqueda. «Nuestra» porque creemos ser los que hemos iniciado el camino: «yo me puse en camino cuando…», decimos a veces y es la sensación que tenemos, que estamos haciendo nuestro propio camino al transitarlo. Pero con el tiempo de ir andando, al menos para mi, la visión va cambiando, cuando uno constata que en el camino la constante es el no-saber, el comenzar de nuevo, si es que supiéramos que hay un principio o un final en el mismo. La constante es la desnudez en la que la vida nos deja a cada rato.

Y te vas dando cuenta, de que quizás, no comenzaste «tú», que no guías «tú», sino que algo se comienza en ti, que algo camina en ti, de manera inexplicable, a veces de manera inaceptable.

Eso no es fácil de asimilar, ni de aceptar, primero porque rompe la creencia de que estamos solos, separados, y que tomamos nuestras propias decisiones. Esto que en principio nos hace sentir poderosos, dueños de nosotros mismos, acaba siendo una trampa mortal de la que no sabemos cómo salir. Intentamos guiarnos, pero muchas veces estamos en la más absoluta oscuridad. Nos sentimos responsables y lo que es peor, culpables de todo, hasta que la culpa acaba siendo el modulador de nuestras reacciones inconscientes.

En segundo lugar, porque nos cuesta confiar. No tuvimos lo que creíamos necesitar en la vida, y Seguir leyendo Cuaderno de viaje