Archivo de la categoría: ¿Qué busca el viento cuando sopla?

El viento del Norte sopla, se expande…

¿Qué soy?

Soy el punto al que aspiro, ese que da sentido a cada palabra, silaba, trazo, coma, acento… que únicamente sirven para alcanzar el punto. Ese punto al que para llegar no hay que salirse del trazado. Y que cuando alcanzo, me hace detenerme un tiempo; pero rápido surgen nuevos puntos que alcanzar. Y éstos vuelven de nuevo a dar sentido al escribir; que excusan, que explican cada uno de los trazos.

¡Da igual que para ello haya invertido ya ni se cuantas lineas!

¡Da igual el daño o la indiferencia hacia otros con los que comparto ese escribir que es vivir!

Soy el pequeñito punto desde el cual interpreto el mundo.

¿Soy las preguntas o respuestas heredadas?

¿?¿?¿?¿?¿?¿?

Soy el puntoEl puntito desde el que parto, osea, la forma de punto adoptada tras el parto.

(El paréntesis en el que me muevo o me refugio)

La nada a los márgenes, de la que Seguir leyendo ¿Qué soy?

Una nueva realidad, Jordi Pigem y Vicente Gallego en «La casa de la palabra» de Radio Euskadi

Audio del programa de radio «La casa de la palabra» de Radio Euskadi, presentado por Roge Blasco en el que se recoge la entrevista, entre otros contenidos, a Jordi Pigem y Vicente Gallego, presentando dos ensayos filosóficos (min 37:30), junto con Agustín Pániker y Rafael Redondo.

Jordi Pigem, doctor en filosofía, es el autor de «La nueva realidad: del economicismo a la conciencia cuántica», sobre un mundo obsoleto que se derrumba, que pone el dinero por delante de las personas.

Vicente Gallego, poeta, que escribe su primer libro de ensayo con el título «Contra toda creencia: hacia lo enteramente nuevo y vivo», una reflexión profunda sobre el sentido de la realidad; analiza diferentes caminos espirituales para llegar a la conclusión de lo que es la realidad que nos sostiene.

 

Zendo IparHaizea, fotografías al amanecer

Amanecer en IparHaizea

El alba, hipnotizada de silencio,
despierta a la gran luz resucitada.
Como si la Naturaleza, inmóvil,
se dejara habitar por lo indecible.

El fresco corazón de la Materia,
palpita en cada forma estremecida,
y, grávida, la tierra, va extendiendo
los pliegues de sus alas incendiadas.

Estallan las primeras claridades
y de sus hondos senos, como un ascua,
se alza la meseta amanecida.

Corre, embriagado, el aire en los tejados,
y abrazando los mares de hondos nimbos,
se eleva a las raíces de la altura.

Rafael Redondo Barba