Archivo de la categoría: Palabras para acompañar

En este espacio, se brinda esa compañía que emerge desde lo más profundo, de alma a alma.
Palabras que, desde la presencia, dan la mano a la persona en el proceso de autoconocimiento.
Un pequeño lugar de encuentro y reflexión en el – a veces difícil- Camino cotidiano.

Vaciarse de «Zen»

Un monje, y próximo sucesor de su maestro, preguntó a éste en el lecho de muerte:

-”Maestro, existe alguna enseñanza más que yo deba aprender de ti?”

-“No, respondió el maestro- me hallo plenamente satisfecho; sin embargo hay algo en ti que me preocupa bastante”.

-“¿A qué te refieres, Maestro? Dímelo por favor, para que de ese modo pueda yo corregirme”.

-“¿Sabes qué es lo que me preocupa de ti? –dijo el maestro-: me preocupa que sigas apestando a Zen-“

Ensō

La esencia del Zen -seré reiterativo- no tiene nombre, sobrepasa el mismo Zen, incluido su nombre. Cuando uno ha experimentado lo innombrable no puede adherirse a nada ni a nadie, porque nada y nadie -ni siquiera el desprenderse total, o el Vacío- pueden dar cuenta de ESO. Adherirse a las creencias y adherirse al Vacío, en tanto que adherencia, supone el mismo mal. La misma Nada, en su plenitud, rehúsa a ser venerada como objeto de adhesión. Y no hay palabras para poder explicar lo inexplicable. Será preciso, incluso renunciar al propio Zen. El desapego, cuando lo es, es total, incluido el deseo de perfección, que se queda vacío, y suprimidos tanto el individuo como su situación. Una experiencia de absoluta negación, donde sujeto y objeto se dejan diluir en la nada; tal es la más genuina expresión del Zen, que incluye su propia negación. La negación como un Seguir leyendo Vaciarse de «Zen»

Carta abierta a Emilio Botín

Emilio Botín insiste en la Universidad de Harvard: «España está en un momento magnífico». (Diario Público digital)

Esta escalofriante afirmación revela el brutal desprecio que profesa ante los pobres este pobre ser humano: una suerte de pauperofobia propia de quien, atrapado en el torreón del dinero, se torna incapaz de ver el sufrimiento que genera el modelo de ser y de vivir en el que fue educado desde niño. Nunca la insolidaridad del capital fue tan provocativa.

Tienes miedo, Emilio Botín. Y demuestras tenerlo en la misma medida en que lo provocas; miedo al necesitado, angustia ante su rebelión, terror ante lo que huele a sindicalismo, inseguridad galopante ante todo lo que no seas tú. Pero tus acólitos, directivos y ejecutivos viven para hacer rentable el miedo; para eso les pagas y ellos mansamente te obedecen. Porque el miedo, Emilio, forma parte de tu patrimonio armamentístico, es rentable: nombra jueces, obispos, ministros y presidentes de gobierno, controla periódicos, gobierna parlamentos y cadenas televisivas. El miedo, lo sabes bien, cotiza en bolsa. Aunque tu pavor más grande -y creo tu conciencia lo ignora- es el terror que padeces ante ti mismo. Algo existe en ti que no soportas. Por ello ves el mundo desde la orgullosa atalaya que enmascara tu vieja cobardía y desfigura la realidad que temes ver. Te has fabricado una colosal trinchera que, qué paradoja, a ningún enemigo de hondura tiene enfrente: quienes te reprueban no te temen. Saben que tu poder es Seguir leyendo Carta abierta a Emilio Botín

El sonido del Misterio

En la más profunda arteria del ser humano late una nostalgia: en su inconsciente resuena aún la música callada de su origen olvidado; y la añora, aunque también la rechaza. Esa es su tragedia. Y esa es, también, la razón de que siempre se halle activo, buscando a tientas eso que intuye; eso que le atrae y que a la vez censura. Y así vive –si a eso puede llamarse vida-, extravertido y de espaldas al su Verdadera Naturaleza.

A pesar de esa represión constante, y aunque en su quehacer frenético deambule como un ciego, en su interior palpita el deseo de unirse con aquello –su realidad primera- que fue expoliado desde apenas nacer. Vive, expatriado desde su más primera infancia, a través de la deformación de una pedagogía instrumental en la que ha sido adiestrado más para competir que para compartir, más para capacitarse que para formarse. Mas para tener que para ser. Y a eso le llaman normalidad.

Sin embargo, en medio de su sinsentido, allí, en lo más profundo del corazón de cada hombre y de cada mujer…sigue palpitando una Noticia. La experiencia nos dice que Seguir leyendo El sonido del Misterio