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Meditación en la Fuencisla

Juan de la Cruz, y en ello se parece a Miguel Hernández, es una de esas raras aves entre los escritores, cuyas manos han conocido los callos de la azada antes que los de la pluma. En su juventud fue, además de carpintero, sastre grabador y pintor.

«No cualquiera que sabe desbastar el madero, sabe entallar la imagen, ni cualquiera que sabe entallar, sabe perfilarla y pulirla, ni cualquiera que sabe pintarla sabrá poner la última mano y perfección». Así es su poesía.

Poesía hecha de cielo y tierra, que atraviesa aquel abismo de grajeras, del que, ahogada en los arbustos de un salvaje vacío, aún resiste al tiempo la pequeña ermita, donde Juan, siendo un erudito, dejó de serlo para plenificar el mismo vacío, en un canto que va más allá del amor y de la muerte, más allá del poder de las instituciones eclesiásticas que le encarcelaron, más allá de la tortura y la cárcel, más allá de la Inquisición.

En el paisaje de la Fuencisla clama el silencio; clamor de muerte y clamor de vida, allí se Seguir leyendo Meditación en la Fuencisla

Para Andoni y María, mis compañeros del camino a la eternidad.

Mi intención era que este texto fuera leído en el funeral de Andoni, pero no pudo ser. Sin embargo, estará presente no solo en nuestro corazón agradecido, sino también a la vista de quienes buscan e sentido del vivir más allá de la vida y de la muerte.

Cuando mi oración se hizo más callada y más interior,

tuve cada vez menos que decir.

Al final me callé del todo.

Me volví un oyente,

lo que seguramente es

un mayor contraste al hablar.

Primero creí que rezar era hablar.

Pero aprendí que rezar no es

solamente callar, sino escuchar.

Así es:

Rezar no es escucharse hablar.

Rezar es:

Ir callándose y estar en silencio y

esperar hasta que el orante

oye a Dios.

SÖREN KIERKEGARD

 

Solo –clamaba Dürckheim- en la medida en el que el hombre se expone una y otra vez a las aniquilaciones del mundo, puede surgir en él aquello que es indestructible. En esto yace la dignidad del atreverse a dar el salto.

Y añade: El objetivo de la práctica (de la expansión de la conciencia) no es desarrollar una actitud que le permita al ser humano adquirir un estado de armonía y paz, en el cual nada pueda molestarlo. Por el contrario, la práctica debe enseñarle a dejarse asaltar, perturbar, empujar, y hasta romper; es decir, debe permitirle animarse a abandonar su anhelo fútil por la armonía, la ausencia de dolor y una vida cómoda, para poder descubrir, luchando contra las fuerzas que se le oponen, aquello que lo aguarda más allá del mundo de las polaridades.

“El primer requerimiento es tener el coraje para enfrentar la vida mirando los ojos a la muerte. Solo si nos aventuramos en forma repetida y estable a través de estas zonas de aniquilación, puede hacerse firme y estable nuestro contacto con el Ser Sobrenatural, que está más allá de toda aniquilación. Cuanto más aprende un hombre a hacer frente incondicionalmente al mundo que lo amenaza, más se le revelan las profundidades de la Naturaleza Esencial del Ser y más se le abren las posibilidades de una nueva vida en continua Transformación.”

Es en este contexto como os invito a la lectura –para muchos, relectura- de las dos cartas de nuestro compañero de Camino, Andoni, que, a título póstumo, y con su permiso, transcribo y comento.

Querido Rafa: Tal y como hemos quedado te indico a continuación cómo estoy viviendo la enfermedad: Como sabes estoy perfectamente informado de que TENGO UN CANCER DE PULMON QUE ESTA PEGADO A LA AORTA Y POR TANTO NO SE PUEDE OPERAR. AUNQUE SE LE APLIQUE QUIMIOTERAPIA Y RADIOTERAPIA NO LO VA A CURAR. HA PRODUCIDO METASTASIS EN GANGLIO, COSTILLAS Y FEMUR Y ES MUY AGRESIVO. LA MEDICINA NO TIENE SOLUCION Y LA ESPERANZA DE VIDA ES MUY CORTA.

Desde que tengo conocimiento de todo esto nunca he dejado de estar sereno (en ningun momento). Miro las cosas de frente y vivo lo que tengo que vivir. Tengo el DEBER de luchar por vivir, pero sabiendo que LA VIDA  tiene sus pautas y ella decidirá lo que tenga que ser y yo tengo la obligación de ACEPTAR lo que la citada vida decida. Lo que si tengo que decirte es que el ego (con minúsculas) ha pasado a un segundo lugar. Ya no se monta películas puesto que no tendría sentido, y eso es porque sabe perfectamente lo que hay y por tanto poco tiene que opinar. Esta serenidad es maravillosa y no puedo describirla con palabras. Lo único que sé es que tengo que dar gracias por cada instante que se me concede y disfrutar de lo que cada día me depare y como dice la canción «GRACIAS A LA VIDA QUE ME HA DADO TANTO………….».

Recibe un fuerte abrazo de Andoni.

Querido Rafa: Como continuación al correo que te envié ayer quiero añadirte lo siguiente que considero muy importante: LA SERENIDAD DE LA QUE TE HABLO Y DE LA CUAL DISFRUTO NO ES MIA. NO SE DE DONDE VIENE NI PUEDO Seguir leyendo Para Andoni y María, mis compañeros del camino a la eternidad.

Terapia del Ser

En pleno alborear de esta fría mañana de diciembre, me ha sido dado catar, una vez más, la riada de energía que habita la materia y que, en forma ajena a toda forma, fluye de arriba abajo por el cuerpo. Vi pasear el aliento vital del cosmos desde mis venas hasta el roquedal de la sierra de Anboto que asoma en mi ventana: todo es el mismo Ser que nutre la existencia, el que otorga vigor a nuestras células, la misma fuerza que tanto cuida de las galaxias como de la recóndita amapola escondida en el claro del bosque, la que nadie verá jamás, pero que el Señor de la vida mantiene en su Unidad.

Desde las primeras luces, lo innombrado despuntó en torrente de vida nutriente, en silente caricia, el Ser. Y lo escribo desde la gratitud al Gran Silencio, apertura a la Total Presencia, la que abriga lo simple y lo complejo, la forma y lo sin-forma. Silencio sanador que recompone toda herida rompiendo las cadenas que nos hacen rehenes del ruido instalado en  los cerebros.

Mi –nuestra- verdadera naturaleza, vista como “desmaterializada materia”. Mi –nuestra- identidad real tan sólo conocida cuando estoy dispuesto al dar el gran paso de soltarlo todo: un viaje a la más intrincada célula de mi profunda mismidad; un sendero que lleva Seguir leyendo Terapia del Ser