La experiencia de Ser, en sus mismas raíces, es radicalmente Amor.
Hay veces, mejor llamarlas voces, grandiosas, muy grandiosas por cierto, en que el
discurrir de los instantes aboca hacia una comprensión inesperada. Como una presencia
que te aborda en el camino. Un encuentro; sí, esa es la palabra clave: encuentro. Y
comprendes que desde décadas eras guiado en pleno vendaval; cuidado, re-clamado,
incluso con-vocado. Ahí se entiende mejor qué es eso de la vocación, una convocatoria
que en su hondo sentido es comprendida cuando no la esperábamos; algo que, al menos
en mi caso, sucede en el ocaso, al final, no al alba. Sí, porque pienso siento y presiento
que todo ser humano ha sido vocado y convocado para hacer algo hermoso con su vida.
Para ser artista de su propia vida, y su posición de artista –decía acertadamente el poeta
José Ángel Valente- es una posición de espera, un abrirse a la escucha, un estar atento a
ese algo fundamental que en nuestra profunda entraña nos clama y nos re-clama. Y
llega el encuentro con ese pescador de largo sedal que pacientemente te esperaba. Y
marca tu vida.
Y tú ahí, dichoso, ves que has estado esculpiendo en el mármol de tu nada, en tu estatua
vacía que ahora rebosa de materia divinizada. Esculpías lo que no había, como moderno
Godot esperabas Algo, quizá Alguien que no llegaba: lo no nacido, lo que desde tu no
ser aspiraba a ser. ¡Cuán bella y certeramente lo dice el poeta y filósofo Hugo Mujica!:
…Como el tejedor teje lo que no está…
El poeta no sabe lo que busca:
escucha lo que encuentra,
lo que el crear mismo va desvelando…
…El poeta sabe obrando,
crea creando;
no crea desde sí mismo,
se entrega a sí mismo: da su lugar,
deja llegar.
Dar nuestro lugar, dejar llegar, hacerse disponible.
La Vida, al contrario de lo que hace nuestra civilización, tan ocupada en ocupar, es,
como bien lo dijo e hizo mi paisano Eduardo Chillida, un arte de desocupación, de
desocupar espacios, de hacer un hueco al Otro, su lugar. El artista de la Vida desplaza
esa función ocupante y pre-ocupante. Deja paso, ahueca el ala, se hace hueco. Un
espacio Vacío que el Amor, siempre impaciente, al mismo instante ocupa.
Masaka Kids Africana Dancing Together We Can