AMANECER EN IPAR HAIZEA
Tronó el silencio
allá en el corazón de la palabra,
sin dejar más huella
que ráfagas de aurora.
Será preciso ser Nadie,
o quizá náufragos del Ser,
para seguir atento,
muy atento, a tu mirada…
Y ver más allá del límite
de esa refinada tiranía
que imponen mis retinas.
R.R.